domingo, 21 de septiembre de 2014

DERECHOS TORCIDOS

Isaías 5:20

¨¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!¨

De seguro habrá escuchado la frase ¨tengo derecho a ser feliz¨, o quizá la habrá dicho alguna vez en su vida. Una canción del conocido cantante José Luís Rodríguez trata este tema, la canción a la letra dice así:

¿Quién no ha dado nunca un solo paso en falso,
Y querer de nuevo regresar atrás?
¿Quién no ha estado al borde de un abismo blanco,
A punto de saltar?

¿Quién va a declararse libre de pecado,
De no haber causado nunca ningún mal?
¿Quién a medianoche no se ha despertado
con ganas de empezar? Sin querer, ayudar.

Yo también cometí tantos errores,
Tantas veces he tenido que sufrir,
Esperando ver llegar tiempos mejores,
He pagado un alto precio por vivir.

Tengo derecho a ser feliz,
Tengo derecho a ser feliz.
Tengo derecho a ser feliz,
Tengo derecho a ser feliz.

¿Quién no ha visto un día derrumbarse todo,
Y crecer de nuevo a su alrededor?
¿Quién no ha visto hojas en un tronco roto,
Salvadas por la lluvia y el sol?

Yo también conservé mis ilusiones,
Aun a punto de tenerme que rendir.
Esperando ver llegar tiempos mejores
He pagado un alto precio por vivir.


Tengo derecho a ser feliz,
Tengo derecho a ser feliz.
Tengo derecho a ser feliz,
Tengo derecho a ser feliz.

Me da la impresión de que cada vez que se dice esa frase, se trata de justificar el pecado. Es como si dijéramos ¨tengo derecho a pecar¨. Pero lo cierto es que Dios no nos permite derechos torcidos.

Hoy por todas partes la gente reclama sus derechos. Muchos de esos derechos son legítimos, pero muchos no lo son, sino más bien una manera de pretender ignorar los preceptos divinos. Este reclamo de derechos torcidos, es lo que lleva esta sociedad al matadero.

Quiero que veamos algunos de estos supuestos derechos que la gente reclama como suyos:

1.- Tengo derecho a usar mi cuerpo como me plazca, porque mi cuerpo es mío.

Pero según la Palabra de Dios, nuestro cuerpo no es nuestro, ni nada de lo que tenemos lo es. Todo lo que decimos poseer es de Dios, incluyendo nuestro cuerpo con todas sus partes íntimas y no íntimas. Esto es cierto respecto de todas las personas, hasta de las que todavía no se han convertido, pero lo es mucho más para aquellas que le han entregado su vida al Señor: ¨¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios¨ (I Corintios  6:19,20).

Las prostitutas dicen que su cuerpo es de ellas y que por lo tanto pueden usarlo como les plazca. Los homosexuales y las lesbianas dicen lo mismo y los fornicarios y adúlteros dicen también otro poco. Pero la Biblia dice: ¨Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas; pero tanto al uno como a las otras destruirá Dios. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo¨ (I Corintios 6:13).

Dentro de este apartado de nuestro tema, analicemos lo que muchos dicen acerca de su lengua: tengo derecho a decir lo que me plazca, porque mi boca es mía. Es por eso que escuchamos cada día hasta lo que ni siquiera nos imaginamos nunca que podríamos escuchar. La gente dice cada cosa, y ya no en privado, sino en público, que uno ha perdido la capacidad de asombro. ¡Ojalá no perdiéramos jamás esa capacidad! Note lo que nos dice Santiago acerca de la lengua: ¨Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno. Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así¨ (Santiago 3:6-10). 

Cuide su lengua, porque ella lo puede llevar miserablemente a la tumba y al infierno, y se irá allá sinceramente envanecido en su derecho de decir lo que le dé la gana.

2.- Tengo derecho a ir a cualquier parte, porque este mundo es libre.

Nadie tiene derecho a decirme dónde tengo que vivir o dónde tengo que ir. Eso parece algo bueno, pero si lo analizamos bien, nos daremos cuenta que no es así. Lo cierto es que el mismo derecho al que apelamos para la satisfacción de nuestros deseos, puede coartar o lesionar el derecho de otros. Otra vez volvemos al dicho ¨tengo derecho a ser feliz¨, y basados en esa premisa, muchos se divorcian en papeles, para arreglar otros papeles que les permitan viajar a los Estados Unidos o a otros lugares en donde piensan encontrar mejor vida. Muchas de las personas que hacen esto son cristianas, que tienen conocimiento muy claro de que Dios condena el pecado en cualquier parte y en cualquier forma que se manifieste, y que saben también que Dios no tomará por inocente al culpable: ¨Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación¨ (Éxodo 34:6,7).

En esta loca carrera de consecución de los derechos, se pisotea el sagrado matrimonio y se menosprecian los principios divinos. Es por esto que siempre digo, que a los que hacen tal cosa, aunque les vaya bien, les va a ir muy mal. Cuando se actúa de esta manera no sólo se pierde la vergüenza, también se pierde, desgraciadamente la mayoría de las veces, la familia. La esposa pierde al esposo y los padres pierden a los hijos, y viceversa, la familia se va por la cañería y así se va todo a la porquería. Lo que nos costó años y sacrificio construir, lo mandamos a la misma porquería, y todo porque tenemos derecho dizque a ser felices.

3.- Tengo derecho a divertirme.

¿Qué tiene de malo divertirse? ¿Quién ha dicho que beber, que bailar, que jugar lotería, que apostar en el casino es malo? Ustedes saben que algunas personas que van a la iglesia hacen estas cosas, aduciendo que no tiene nada de malo hacer eso.

El que bebe dice que lo malo es emborracharse, que la Biblia lo que condena es la embriaguez; el que baila dice que en la Biblia David danzó y que está bien bailar, siempre y cuando se haga con la esposa o con la novia, que lo malo sería hacerlo con otra persona; el que juega dice que para algo tiene uno que trabajar, no es posible que uno no pueda dar su ¨jugadita¨, ¿qué tiene de malo eso? Se defienden diciendo que tienen derecho a divertirse sanamente.

Hay que tener cuidado con lo que el mundo llama ¨sanamente¨, pues la Biblia enseña que ¨el que se hace amigo del mundo, se constituye en enemigo de Dios¨: ¨!!Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios¨ (Santiago 4:4).

Cuando una persona se convierte, renuncia a las cosas del mundo. Las cosas del mundo o ¨cosmos¨ que, es lo superfluo, lo material, lo banal, son las cosas malas que el mundo hace, que no agradan a Dios, y que por lo tanto Dios no aprueba. Acerca de esto la Biblia nos manda lo siguiente: ¨No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre¨ (I Juan 2:15-17).

Algunos dirán que la Biblia no condena tal o cual cosa, que no se encuentra en la Biblia tal o cual pecado. La Biblia no tiene que decirlo de manera específica para saber cuándo una cosa es pecado, hasta los que no son cristianos saben cuándo una cosa es pecado. Por este motivo encontramos en la Biblia un sabio consejo ¨absteneos de toda especie de mal¨ (I Tesalonicenses 5:22). Aquí entran todos los pecados no especificados en la Biblia, y hasta los que el hombre se inventa cada día, porque la Biblia dice que el hombre es un inventor de pecados (Eclesiastés 7:29).

Si una persona se ha convertido, debe alejarse de todo aquello que no le agrada a Dios. Deje de reclamar sus derechos torcidos, y entréguele su vida a Jesucristo, su Señor y Salvador que lo quiere redimir para siempre.

Leandro González

Sermón predicado en la Primera Iglesia Bautista de Mao, República Dominicana, el 21 de Septiembre de 2014.

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