lunes, 20 de septiembre de 2010

EL CRISTIANISMO BAJO AMENAZA

2 Timoteo 4:1-5


¨Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio¨.

Existen varias tendencias que se mueven dentro del cristianismo y que por su naturaleza y contenido constituyen una amenaza para el mismo, tal y como lo conocemos al través de la Biblia y de la historia. No Se pueden catalogar como sectas pues inciden dentro del cristianismo histórico y ortodoxo, cosa esta que los vuelve más peligrosos.

Estas corrientes están íntimamente relacionadas con una exagerada supuesta manifestación del Espíritu Santo, a tal grado, que muchos se atreven a decir que esta manifestación presente de la Tercera Persona de la Trinidad es superior a la que se registra en el Nuevo Testamento. De esta manera los proponentes de estos ¨avivamientos¨ pretenden endosar sus aspiraciones con supuestas nuevas revelaciones, impregnando de esta forma sus planteamientos y prácticas de un aura de autoridad que no pueden ni deben ser cuestionados por nadie. Ellos consideran que están por encima de toda crítica.

Vamos a identificar por lo menos tres de estos movimientos que han aparecido en la historia, tan reciente como en los últimos cien años. No los vamos a mencionar por nombre necesariamente, sino que dejamos a su consideración la capacidad de poder identificarlos solamente por sus características. Esto lo hacemos para no herir demasiado la susceptibilidad de algunos que pudieran sentirse aludidos.

Algo que queremos destacar con respecto a estos movimientos es lo populares que suelen ser entre mucha gente que busca nuevas y expectantes experiencias espiritualistas. Por la naturaleza misma de estas formas de culto, que pone su mayor énfasis en la experiencia antes que en la escritura bíblica, es por lo que muchos los prefieren, pues les venden soluciones fáciles y rápidas a grandes conflictos existenciales.

El ser humano promedio va tras algo que pueda sentir, antes que algo que pueda analizar o discernir. Esta es la tendencia natural del hombre en su condición de pecado, tal y como nos lo dice la Biblia: ¨Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente¨ (I Corintios 2: 14). El hombre natural es crédulo para todo lo que no es una manifestación genuina de Dios, pero el hombre espiritual analiza las cosas antes de considerarlas como buena y válida: ¨En cambio el espiritual juzga todas las cosas¨ (I Corintios 2:15).

Debemos ser cuidadosos como lo fueron los hermanos de Berea que consideraron el analizar las enseñanzas de Pablo y Silas a la luz de las Escrituras antes de aceptarlas: ¨Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos. Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así¨ (Hechos 17: 10,11). En ese mismo espíritu, veamos estas tres tendencias espirituales que se mueven dentro del cristianismo y que están matizadas de peligrosas amenazas de apostasía.

1.- El Bautismo en el Espíritu Santo Como Una Segunda Bendición.

Los que creen en esto, que no es nada nuevo (aunque en comparación con el cristianismo histórico es algo reciente), y que ha recorrido un largo trecho de poco más de cien años, enseñan que la evidencia que demuestra que una persona tiene el Espíritu Santo es que hable en lenguas. Para los que creen esto, existen cristianos de segunda categoría, aquellos que no han sido privilegiados con el bautismo del Espíritu Santo. O sea, que para ellos, una persona puede ser salva sin haber sido bautizada por el Espíritu Santo, pues se considera al bautismo del Espíritu Santo como una segunda bendición, o sea, como algo muy posterior y aparte de haberse convertido.

Sin embargo, lo que encontramos en la Biblia es algo muy diferente, pues la Biblia nos enseña que tan pronto una persona cree, es bautizada con el Espíritu Santo: ¨En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria¨ (Efesios 1:13,14).

El Espíritu Santo es la garantía de que somos hijos de Dios y es por medio del Espíritu Santo que hemos sido convencidos de nuestros pecados. Sin el Espíritu Santo nada se puede producir en nosotros, y nada podemos llegar a ser delante de Dios. Veamos los siguientes pasajes bíblicos que nos aclaran lo que decimos: ¨Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado¨ (Juan 16:7-11); ¨Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.

Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios¨ (Romanos 8:15,16); ¨Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo¨ (I Corintios 12:3).

No todos los cristianos han hablado o hablarán en lenguas, y el hablar en lenguas no es lo que evidencia que una persona tiene el Espíritu Santo. Los creyentes en el aposento alto, el día de Pentecostés, hablaron todos en lenguas porque había el propósito de que el evangelio se diera a conocer a las personas presentes en Jerusalén, que venían de diferentes nacionalidades: ¨Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua¨ (Hechos 2:4-6). El apóstol Pablo dice muy claramente que no todos los creyentes hablarán en lenguas, por lo tanto el hablar en lenguas no es lo que evidencia que una persona tiene el Espíritu Santo: ¨Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas. ¿Son todos apóstoles? ¿son todos profetas? ¿todos maestros? ¿hacen todos milagros? ¿Tienen todos dones de sanidad? ¿hablan todos lenguas? ¿interpretan todos? ¨ (I Corintios 12: 28-30).

Lo que sí creo que demuestra que una persona tiene el Espíritu Santo es que manifieste en su vida el fruto del Espíritu: ¨Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley¨ (Gálatas 5:22,23). Si no vivimos conforme a esto, entonces sí debemos estar preocupados con nuestra condición espiritual.

Esta corriente dentro del cristianismo ha arrastrado a muchos creyentes que estaban tranquilos en sus congregaciones, pero que andaban buscando una ¨experiencia más poderosa¨. Aunque este movimiento ha pescado dentro de las demás iglesias ya existentes, logrando atraer a muchos, ellos en sí han logrado crear una institución de gran empuje en todo el mundo; y las demás iglesias han aprendido a convivir con ellos de manera comprensible. Pero en los últimos cincuenta años la agresividad de estos grupos ha sido sustituida por otra corriente de la que hablaremos más adelante.

2.- La Renovación en el Espíritu Santo.

Esta tendencia enfila sus cañones, no tanto a crear una nueva y diferente denominación, sino a permear todas las ya existentes para impregnarlas según ellos de ¨un fervor nunca antes visto¨. En el día de hoy, tanto las iglesias católicas como las iglesias evangélicas y protestantes, de alguna forma han sido influenciadas con este movimiento.

Este movimiento pone su énfasis en una manifestación libre de los dones del Espíritu Santo, pero poniendo especial atención en la espectacularidad de los mismos más que en su venerable propósito de ser un medio para la edificación del cuerpo de Cristo, o sea la iglesia, como lo enseña la Biblia. Frente a esta avalancha de ¨poder¨ sin freno y sin principio alguno, veamos lo que nos dice la Biblia acerca de la ministración de los dones, muy diferente a lo que vemos en esta corriente de ¨renovación¨: ¨Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor¨ (Efesios 4:11-16).

Como podemos ver, existe un orden para hacer las cosas en la iglesia local y todo es para beneficio del cuerpo de Cristo, no para hacer alarde de un poder sobrenatural o para impresionar al mundo o rivalizar con los poderes de las tinieblas, a ver quien tiene más poder. Aun cuando los cristianos vivimos una lucha constante por la rivalidad existente entre la carne y el espíritu, pero esta es una batalla interior e individual que cada creyente libra en su cotidianidad, y nunca debe ser esto motivo de espectáculo ante el mundo impío, dando la impresión de que estamos en competencia con el diablo para demostrarle quién es más poderoso. Recordemos lo dicho por el Señor a los que demandaban señal de su poder: ¨La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás¨ (Mateo 16:4).

Y el apóstol Pablo les escribe lo siguiente a los hermanos corintios (por cierto una iglesia que se había dejado influenciar por un falso carismatismo): ¨Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios. Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres¨ (I Corintios 1:22-25).

Volvemos aquí a enfatizar que la atención debe ser puesta en la conducta del cristiano, en su comportamiento, antes que en su supuesto ¨fervor¨ que se puede ver en una exhibición de cosas fuera de lo común, pero que pueden bien ser engañosas, tal y como el apóstol Pablo nos advierte cuando se refiere al anticristo: ¨Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia¨ (2 Tesalonicenses 2:8-12).

Aunque hoy parece ser muy popular entre la gente el hacerse cristiano, pero con mucha lástima vemos como muchos de los asiduos visitantes o simpatizantes del evangelio, no pasan de ser eso, simples fans que ven en el evangelio un escape, una forma de botar el golpe y de sentirse bien, pero nada de compromiso ético con la Palabra de Dios y con el andar cristiano, como ha sido la norma desde el principio en el cristianismo bíblico.

3.- El Espíritu Santo Visto Como Una Experiencia Más Que Una Convicción.

Esta es la tendencia actual, la que está de moda. Es más importante una experiencia, tanto que la misma está por encima de toda convicción bíblica. Lo más importante es lo que estás sintiendo y lo que te produce resultados. Esto equivale a decir que lo más importante es que te sientas bien, no importando como lo logres. Para lograr esto no importa que se tenga que sacrificar o poner de lado cualquier principio bíblico que por siglos ha sido el fundamento del cristianismo. Esto tiene que ver con una súper fe, una fe a prueba de balas, una oración fuerte, y una firme creencia en el poder que tienen tus propias palabras, un positivismo que no tiene nada que ver con la fe bíblica. Uno puede ver a ciertos hermanos expresando y declarando cosas, decretando con tal autoridad que asustaría hasta al mismo Dios.

Estos maestros de la fe han puesto de moda unos famosos apóstoles y profetas que han creado grandes emporios económicos a costa de los muchos creyentes demasiado crédulos. Ellos han inventado famosas fórmulas de cómo hacerse ricos de la noche a la mañana quemando la hipoteca de tus deudas, sembrando una semilla de fe, que por lo general se refiere al envío de una petición electrónica acompañada de una ofrenda que engrosa la cuenta bancaria de ellos; o sea, que la deuda que se salda es la de ellos. De esta forma utilizan la Biblia a su manera para manipular a favor de su provecho personal.

Los cultos de estos mercaderes de la fe están impregnados de una espectacularidad nunca antes vista. Las manifestaciones de poder que allí se exhibe desde el principio hasta el final superan la singularidad de lo acontecido en el día de Pentecostés narrado en el libro de Los Hechos en la Biblia, o por lo menos es lo que ellos logran hacer creer. Para esto se valen de todas las tretas que les sean posibles, y se justifican diciendo que todo es por el bien de los que han de ser salvos. Un evangelismo engañosamente poderoso. Esta manifestación de sensacionalismo va, desde la música y la opulencia de los presentadores y de las presentaciones, hasta el gran derroche de tecnología que se despliega para lograr impresionar al gran público que definitivamente queda estupefacto.

Pero todo no pasa de ser un gran montaje. Luego vienen los desengaños, un despertar a la realidad que es muy diferente de lo que se vive durante todo el éxtasis que se experimenta en el escenario. El verdadero cristianismo es muy diferente del que se pinta desde la tarima. El verdadero cristianismo no tiene nada que ver con acciones mágicas que se asocian a soplos, sacudiones, temblores, reposos espirituales (el famoso ¨tumbaito¨), embriaguez espiritual, risa santa, gritos y/o rugidos, y cosas semejantes a estas. El verdadero cristiano sabe diferenciar muy bien la Palabra de Dios de los cuentos de viejas y de las fábulas inventadas por los hombres (I Timoteo 4:7).

Leandro González



Mensaje predicado en la Primera Iglesia Batista de Mao, República dominicana, el 19 de Septiembre de 2010.

domingo, 12 de septiembre de 2010

LA PROSPERIDAD DESDE LA OPTICA BIBLICA

I Timoteo 6:9-11


¨Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre¨.

Dios desea que toda persona prospere, él no nos hizo para el fracaso, sino que fuimos nosotros los que nos buscamos todos estos problemas y situaciones con las que tenemos que lidiar mientras estemos en este mundo. Pero no podemos decir que los beneficiarios de fortuna material y los exitosos de este mundo, tienen todos una buena relación con Dios; como tampoco podemos decir que los desafortunados y pobres estén exentos de la gracia de Dios y que son unos desdichados pecadores. Si así fuera, entonces ni el propio Jesús podría salvarse ni mucho menos nos podría salvar a nosotros, pues él no venía de una familia adinerada, sino todo lo contrario, él fue criado en el seno de una familia muy humilde, y tenía tan poca influencia en la sociedad de su época que su familia no pudo hacer nada para impedir que fuera tratado tan injustamente durante su juicio.

No tenemos en la Biblia departe de nuestro Señor Jesucristo ninguna palabra que nos garantice riqueza en este tiempo, ni influencia política o social en este mundo. Entonces no es de la Biblia que salen estas ideas tan absurdas de la teología de la prosperidad. Más bien Jesús criticó acremente a los que ponen su corazón en las riquezas de este mundo. Recordemos la lastimosa historia del joven rico, que pese a reconocer que Jesucristo era el único camino, se negó a seguirle por causa de su apego a las riquezas (Marcos 10:17-22). Y aquí de seguro alguno argumentará, sí pero Jesús estaba aquí criticando solamente el amor al dinero, pero sucede que ese es precisamente el problema de los ricos, de la mayoría de ellos, de los que no son creyentes, y también de los que son creyentes: El dinero llega a ser un obstáculo para acercarse a Dios y para hacer su voluntad. Aún existen muchos cristianos ricos que necesitan reconocer su avaricia y arrepentirse de su tacañería para con la obra del Señor. No son los creyentes más pobres los que se niegan a diezmar en la iglesia, sino los que más tienen.

El problema de una perspectiva equivocada acerca del dinero es algo con lo que los primeros cristianos tuvieron que luchar. Santiago hace una crítica fuerte a los ricos de la iglesia de su tiempo: ¨ ¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán.

Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla. Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros¨ (Santiago 5:1).

Santiago también se queja de la diferencia de clases ya tan temprano existente en el seno de la iglesia naciente, donde el pobre es menospreciado y el rico es alabado y enaltecido: ¨Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas. Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso, y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado; ¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos? Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman? Pero vosotros habéis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos, y no son ellos los mismos que os arrastran a los tribunales? ¿No blasfeman ellos el buen nombre que fue invocado sobre vosotros? Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis; pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores¨ (Santiago 2:1-9).

Santiago habla además de la engañosa autosuficiencia que exhibe el que se siente seguro de su fortuna material, pues su confianza está en sí mismo y en su dinero: ¨¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala; y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado¨ (Santiago 4:13-17).

Acerca de la vanidad de poner la esperanza en el dinero, el Señor Jesucristo advierte acerca de los peligros de hacer tienda fija en esta tierra que será deshecha: ¨No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón¨ (Mateo 6:19-21). Este no es precisamente un pasaje adecuado para aquellos que proponen que el cristiano tiene que ser rico, y que es pecado ser pobre. Fue Jesús quien dijo: ¨Porque siempre tendréis pobres con vosotros, pero a mí no siempre me tendréis¨ (Mateo 26:11).

Atendiendo a todas estas consideraciones, veamos los siguientes tres puntos:

1.- Ser Cristiano No Garantiza Una Vida de Riqueza Material.

Esta es una mentira del diablo y de los falsos predicadores. Y ser pobre no significa que una persona está mal delante de Dios. Si ser rico fuera una muestra de salud espiritual, si fuera así, entonces hombres como Bill Gates serían los más consagrados de la historia. Pero resulta que los hombres más consagrados de la historia de la iglesia no han sido precisamente ricos, sino todo lo contrario. No podemos encontrar en ninguna parte de la Biblia que una persona por el hecho de arrepentirse, ya está destinado a una vida de prosperidad en esta tierra.

Los gobiernos de la tierra hacen reuniones y cónclaves con el anhelo de buscarle una solución al problema de la pobreza y de la inequidad actual en este mundo, donde muchos no tienen nada y unos poco tienen demasiado. Ese es el desequilibrio que se aprecia en todo el planeta, algo muy malo, pero que pese a todo empeño y campaña para erradicarlo, este mal se agiganta cada día más. Así que por lo que vemos, la gran diferencia que existe entre ricos y pobres será una constante en este mundo malo.

Esta brecha entre ricos y pobres no será superada por causa de la avaricia de los hombres sin Dios. Pero sí podemos estar confiados en que en el mundo maravilloso que nos espera, el que el Señor Jesucristo fue a preparar para los suyos, no habrá pobres ni ricos, sino que viviremos en un estado de equidad inigualable que sólo Dios puede establecer.

Pero la igualdad de vida a la que el hombre aspira está condicionada aquí en al tierra, pues el principio de la recompensa por el esfuerzo y la dedicación en el trabajo invalida la prédica de la igualdad sin condiciones. Con esto estamos queriendo decir que la situación económica de cada persona depende mucho del interés personal por el trabajo y de su laboriosidad. A menos que una persona herede una fortuna o se la robe, nadie puede hacerse rico de la noche a la mañana. La Palabra de Dios establece cuál ha de ser la forma como habremos de adquirir riqueza material: ¨Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás¨ (Génesis 3:19). Cualquiera otra manera de adquirir dinero no será aprobada por el Señor. Aquellos creyentes que justifican los juegos de azar con el pretexto de hacerse ricos están entrando en terreno peligroso donde serán atrapados por las redes del enemigo.

Los creyentes debemos alegrarnos por la prosperidad de los demás creyentes, y debemos desear a cada uno que Dios le conceda la prosperidad que anhela, así como el apóstol Juan lo deseaba para su amigo Gayo: ¨ Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma¨ (3 Juan 1:2). Pero es bueno que sepamos que toda prosperidad material aquí en la tierra debe ser usada para la causa de Cristo, y que esta no debe convertirse en obstáculo para servirle, pues toda riqueza aquí es temporal y pasajera. Por eso decimos que La prosperidad que Dios anhela para cada creyente es la de una vida consagrada y fiel a él, una vida centrada en él y despojada de todo egocentrismo.

El cristiano está llamado a ser una persona laboriosa y diligente en el trabajo, y de esta manera ganar su propio sustento y el de su familia, pues en la Biblia encontramos el siguiente consejo: ¨ Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma. Porque oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino entremetiéndose en lo ajeno. A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio pan¨ (2 Tesalonicenses 3:10-12).

Pero el mismo Pablo que da este consejo también declara su conformidad frente a circunstancias difíciles en su vida, y esta declaración del apóstol derrumba cualquiera pretensión equivocada de creerse que el cristiano no puede experimentar privaciones: ¨ No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad¨ (Filipenses 4:11,12). Lo más extraordinario de esta declaración es que está seguida de otra declaración aún más chocante para aquellos que se creen autosuficientes: ¨ Todo lo puedo en Cristo que me fortalece¨ (Filipenses 4:13). Este es el mismo hombre que se gloriaba no en su fuerza, sino en su debilidad: ¨ Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte¨ (2 Corintios 12: 9,10).

Sigamos con Pablo, él es el que declara como todo lo que el mundo considera como ganancia, él lo desprecia por amor a Cristo, lo contrario de lo que muchos seudo cristianos hacen en el día de hoy: ¨ Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo¨ (Filipenses 3:7,8).

Como vemos entonces, la prosperidad material era lo que menos estaba en la mente de los siervos de Dios, sino más bien una dependencia absoluta de él, como debe ser.

2.- Ser Pobre No Implica Un Problema Espiritual.

Por el hecho de que un cristiano sea pobre no podemos decir que su pobreza es producto de algún pecado. Esto es similar al que piensa que el cristiano no se puede enfermar, que la enfermedad implica que la persona está en pecado.

De la misma manera que es una exageración decir que la prosperidad material es sinónimo de riqueza espiritual, así mismo es una mentira muy grande pensar que ser pobre es sinónimo de piedad o de ser bueno. Pero una cosa sí es cierta, no fue acerca de los pobres que Jesús expresó sentencia tan dura como esta: ¨Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios¨ (Mateo 19:23,24). Acerca de los pobres el Señor más bien ha dicho lo siguiente: ¨Y alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: ¨Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios¨ (Lucas 6:20).

No piensen que estamos alabando la pobreza ni tipificándola necesariamente como una bendición, pero sí estamos diciendo que el hombre en su condición de pobreza está en mejor posición para buscar a Dios, ya que ante la pérdida de toda esperanza terrenal, su corazón se vuelve a Dios en busca de socorro, mientras que el rico es traicionado por su necedad de poner su fe en las riquezas. El peligro del creyente que es pobre está descrito en el salmo 73 donde el escritor confiesa como por poco resbalan sus pasos al ver la prosperidad de los impíos: ¨ En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; Por poco resbalaron mis pasos. Porque tuve envidia de los arrogantes, Viendo la prosperidad de los impíos¨ (Salmos 73: 2,3).Por eso, la óptica par juzgar el desequilibrio social en el mundo para el cristiano no está en las corrientes políticas de los hombres, sino en la Palabra de Dios, pues fíjese a la conclusión que llega nuestro hombre del salmo en cuestión: ¨Cuando pensé para saber esto, Fue duro trabajo para mí, Hasta que entrando en el santuario de Dios, Comprendí el fin de ellos. Ciertamente los has puesto en deslizaderos; En asolamientos los harás caer. ¡Cómo han sido asolados de repente! Perecieron, se consumieron de terrores¨ (Salmos 73: 16-19).

Asombrosamente en la contraparte de este salmo que es el Salmo 37 encontramos el siguiente consuelo para los creyentes carentes de fortuna material: ¨Mejor es lo poco del justo, Que las riquezas de muchos pecadores¨ (Salmo 37:16).

Pero es bueno que se entienda que es por la fe en Jesús que somos salvos, no por ser pobres; y no es por ser rica que una persona irá al infierno, sino por ser incrédula e indolente. Si nos fijamos en la historia del rico y Lázaro narrada por Jesús en Lucas 16:19-31 nos daremos cuenta de esto. El rico con toda su espléndida riqueza fue a parar al infierno, sin embargo Lázaro, pese a su profunda pobreza terrenal, fue llevado al cielo. De seguro los proponentes de la dichosa prosperidad objetarán esta acción divina, catalogándola de ¨injustificada¨. La historia del rico y Lázaro, como muchas otras narradas en la Biblia, no cuadran con la teología de la prosperidad.

El cristiano que se afana en la búsqueda de la riqueza debería mirarse en el espejo de lo que le dice el apóstol Pablo a Timoteo acerca de esto: ¨Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre¨ (I Timoteo 6:9-11). Estas solas palabras deberían bastar para que nos demos cuenta de cuán divorciados de la verdad están aquellos que creen que la vida de prosperidad debe ser la señal que identifique el pueblo de Dios. Si hay un estigma que sí identifica a los seguidores de Jesús, es la cruz, y de esto es de lo que no hablan los que viven pintando pajaritos en el aire y predicando un evangelio sin sufrimiento.

3.- Dios Nos Ha Llamado a Ser Fieles Antes Que Exitosos.

Al pensar en esto, no puedo obviar las siguientes palabras de la Biblia que están relacionada con mayordomía: ¨Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios. Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel¨ (1 Corintios 4:1,2).

Es cierto que el cristiano debe buscar la excelencia en todo lo que hace, pero esa excelencia o éxito no se mide a la manera del mundo, sino a la manera de Dios. La iglesia más exitosa no es la que más ha crecido en cantidad de miembros o la que tiene mayores recursos económicos, sino la que se mantiene fiel al Señor no importando las circunstancias por la que esté pasando.

En el mensaje a las siete iglesias en Apocalipsis, a la iglesia de Esrmirna el Señor la alienta con estas palabras (y aquí me gustaría ver la cara de los que se crecen con la idea de la prosperidad): ¨Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico), y la blasfemia de los que se dicen ser judíos, y no lo son, sino sinagoga de Satanás¨ Apocalipsis 2:9). Entonces a la que sí se creía que era rica, a la iglesia de Laodicea, el Señor la recrimina por su miseria espiritual: ¨Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo¨ (Apocalipsis 3:17). ¿Por qué ocurre esto? Porque el Señor no mira como nosotros, la apariencia, sino que juzga con verdad: ¨Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón¨ (I Samuel 16:7).

Dios premiará todo esfuerzo por alcanzar nuestros sueños siempre y cuando lo hagamos dentro de su voluntad y con el deseo de usar nuestros talentos y recursos para su causa. Y dentro de nuestras precariedades podemos estar confiados en aquel que nos enseñó a decir: ¨El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy¨ (Lucas 11:3).

Leandro González



Sermón predicado en la Primera Iglesia Bautista de Mao, República Dominicana, el 12 de septiembre de 2010.

lunes, 6 de septiembre de 2010

EL PECADO DE LA HOMOXESUALIDAD

Romanos 1: 24-27


¨Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío¨.

Definimos de plano la homosexualidad como un pecado porque la Biblia así lo define: ¨¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios¨ (I Corintios 6:9,10). Es nuestra responsabilidad llamar la atención a este mundo acerca de este inquietante tema.

La homosexualidad cada día se vuelve algo más cotidiano y apoyado por un gran sector de la sociedad, desde las más altas esferas hasta los estratos más bajos; a tal grado que en muchos países hasta se ha legislado en favor del matrimonio entre personas de un mismo sexo.

Todavía peor, existen iglesias que no tienen reparos en admitir entre su membresía a personas que abiertamente dicen ser homosexuales; hay iglesias que defienden esta conducta como algo normal, y hasta hay iglesias de sólo homosexuales. Hay pastores homosexuales, hay sacerdotes homosexuales y hasta hay concilios enteros que defienden el derecho de los homosexuales. En una cosa sí estamos de acuerdo, y es en el hecho de que no podemos impedir que una persona decida vivir su vida como le parezca, pero esto es muy diferente a estar de acuerdo, esto es muy diferente de patentar como buena y válida esta conducta.

Muchos que se sienten culpables por tener esta conducta se escudan diciendo que han nacido así, pero está demostrado hasta la saciedad que no se nace homosexual, sino que es una conducta adquirida, y los motivos son variados, de tal manera que si una persona que practica la homosexualidad desea salirse de esta desviación, bien puede encontrar ayuda para ser una persona normal y encontrar la solución de este problema. Pero existen muchos que aún estando convencidos de que la homosexualidad es un pecado, insisten en vivir de esta manera, y se revuelcan en el lodo cada vez más, sin importarles las consecuencias de su grave pecado.

Creo firmemente que en cualquier circunstancia de pecado que la persona se encuentre, si se arrepiente, Dios le perdona. Recordemos el caso de la mujer adúltera a la que el Señor Jesús perdonó, y le dijo: ¨Ni yo te condeno; vete, y no peques más¨ (Juan 8:11). El Señor perdona cualquier pecado, pero la persona perdonada debe apartarse de ese pecado. Hay una condición para que podamos ser perdonados por Dios, y es que exista un verdadero arrepentimiento.

No podemos llamar de otra manera a algo que Dios ya ha etiquetado, no podemos reconocer como bueno y válido algo que la Biblia condena. No importa que estemos en el Siglo XXI, eso no hace la diferencia, pues la Palabra de Dios es la misma, no cambia ni va a cambiar; lo que la Biblia llama pecado, será pecado por toda la eternidad: ¨El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán¨ (Mateo 24:35). Como ya hemos expresado en otra ocasión, es imposible adecuar la Biblia a los tiempos, antes bien, son los tiempos y los hombres los que deben adecuarse a la Biblia.

¡Qué bueno que tenemos la Biblia! ¿Qué sería del mundo sin la Biblia? Si no tuviéramos la Biblia entonces no tendríamos un patrón que defina qué cosa es buena o qué cosa es mala. ¡Gracias a Dios por su Palabra! El ser humano en su condición natural, no desea y le molesta, tener que ceñirse a las normas espirituales que Dios le ha trazado. Aunque tiene patrones para todo lo que hace, y defiende esos patrones hasta a riesgo de su propia vida, sin embargo desprecia los patrones que definen una conducta moral correcta, sólo por el hecho de que han sido dados por Dios.

El hombre quiere establecer sus propias reglas morales, así como ha establecido reglas para la vida comercial, para la vida política, para la vida laboral, etc., pero sucede que el hombre no está en capacidad de disponer esas leyes, porque él mismo es pecador. Pero se niega a observar y a respetar las leyes espirituales establecidas por Dios para su bien. Esto claramente define a un ser humano rebelde contra su Creador, y sabemos que esto es producto de la caída: ¨Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente¨ (I Corintios 2:14). Es necesario que el hombre nazca de nuevo y que se convierta en un hombre espiritual para que se dé cuanta de cuán equivocado está respecto de muchas cosas en su vida: ¨En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie¨ (I Corintios 2:15).

Mientras el hombre siga viviendo según sus propios principios, siendo él mismo un ser esclavo del pecado, se mantendrá en una condición que Dios no puede justificar. En este sentido el apóstol Pablo advierte a Timoteo acerca de la conducta depravada de la humanidad en los últimos tiempos: ¨También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita. Porque de éstos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias. Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad. Y de la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés, así también éstos resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto a la fe. Mas no irán más adelante; porque su insensatez será manifiesta a todos, como también lo fue la de aquéllos. Pero tú has seguido mi doctrina, conducta, propósito, fe, longanimidad, amor, paciencia, persecuciones, padecimientos, como los que me sobrevinieron en Antioquía, en Iconio, en Listra; persecuciones que he sufrido, y de todas me ha librado el Señor.Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución; mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados¨ (2 Timoteo 3:1-13).

Como podemos ver en este pasaje bíblico la condición del hombre que vive en pecado es muy triste, pues vive presa del engaño de Satanás. El enemigo le hace pensar que él es una persona importante porque se atreve a decir sin vergüenza alguna que él es homosexual, y de esta manera es ¨engañado¨ miserablemente. No es raro ver como se aplaude en nuestra sociedad a la persona que se declara abiertamente homosexual o lesbiana; hasta se le considera un héroe, una persona con mucho valor, porque se ha atrevido a declarar su vicio sin pudor alguno. Y en esta carrera en favor de la llamada preferencia sexual encuentra padrinos por todas partes, y organizaciones cuyo origen se fundamente precisamente en la defensa de los ¨derechos¨ de los que procuran legalizar el pecado. Pero lo que Dios ha dicho que es ilegal el hombre no lo puede legalizar con éxito, pues hasta la misma naturaleza y el propio sentido común le dicen al hombre las razones porqué Dios dice o hace algo. Por eso quiero que veamos que:

1.- La Homosexualidad es Pecado Porque Dios lo Dice.

Una cosa es mala porque Dios dice que es mala, esto es mucho más contundente que cualquiera otra argumentación. En la película ¨El que cambia los tiempos¨ se plantea la verdad de que Dios no cambia, sino que somos nosotros los hombres los que cambiamos y queremos cambiar lo que Dios ha establecido, todo esto en perjuicio de nosotros mismos.

Algunos podrán argumentar que Dios, al hacer al hombre, hizo un producto defectuso, y que por eso el hombre pecó; pero no, una cosa muy enfática que la Biblia nos dice en el relato de la creación es que ¨Dios hizo todo bueno¨, y lo reafirma cuando dice ¨en gran manera bueno¨: ¨Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera¨ (Génesis 1:31). Fue después de la caída que el hombre comenzó a manifestar conductas inadecuadas y torcidas. El sabio Salomón llega a la siguiente conclusión al ver el panorama del hombre sobre la tierra: ¨He aquí, solamente esto he hallado: que Dios hizo al hombre recto, pero ellos buscaron muchas perversiones¨ (Eclesiatés 7:29).

Satanás quiere quitar a Dios del escenario humano, quiere quitar la Biblia de los hogares y de las iglesias, porque eliminar todo esto sirve muy bien a sus propósitos. Muchos teólogos y predicadores le siguen el juego al diablo; note usted cuál es el estilo de muchos predicadores y de muchos artistas cristianos: Han eliminado de su vocabulario, por ejemplo, las palabras pecado, arrepentimiento, Dios, Jesús, etc., y las han sustituido por conceptos de la psicología. Han pasado a ser terapeutas que procuran hacer sentir bien a la gente, sin necesidad de confrontarlas con su realidad de pecado, que es la principal causa de su miseria espiritual. Por ese motivo no nos asombra que en este tiempo hasta existe una autora que ha realizado una Biblia de estudio para homosexuales y lesbianas que confronta a las traducciones bíblicas en las que claramente se enseña que ser gay es pecado. Usted puede encontrar referencias a esta versión aberrante entrando a Internet.

Los homosexuales están siendo admitidos en muchas congregaciones tal cual son, sin la necesidad de que dejen de ser homosexuales. Estos falsos ministros del evangelio y estas falsas iglesias actúan en franco desafío de las Sagradas Escrituras, que nos dice: ¨¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios¨ (I Corintios 6:9-11).

El venir a Cristo nos confronta con un pasado, con una vieja vida que debe ser dejada atrás y despojada de todo lo pecaminoso, y una nueva vida que debe empezar, donde todo lo malo que antes hacíamos debe ser sepultado: ¨En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad¨ (Efesios 4: 22-24).

Las ciudades de Sodoma y Gomorra fueron destruidas con fuego y azufre que cayó del cielo, porque el pecado había llegado a su máxima expresión con la homosexualidad, de tal modo que la palabra ¨sodomía¨ ha venido a tipificar este tipo de conducta aberrante. Usted puede leer todo el relato de este acontecimiento en Génesis 19. La presencia de los ángeles en la casa de Lot implicaba la grave sentencia que se había dictado contra aquellas ciudades impenitentes. La sociedad de hoy ha llegado a los niveles de perdición de Sodoma y Gomorra. La homosexualidad es algo tolerado, permitido y aplaudido por el mundo, por eso creemos que a este mundo le queda muy poco tiempo, los ángeles de Dios están llegando a ejecutar su juicio.

2.- La Homosexualidad es Pecado Porque Contradice el Mandamiento Divino de la Procreación.

Cuando Dios creó al hombre le dio un mandamiento respecto de su responsabilidad de multiplicarse sobre la tierra: ¨Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra¨ (Génesis 1:28). Una de las razones más importantes que justifican las relaciones sexuales es la procreación, y este motivo en la relación hombre-mujer robustece los propósitos de placer y comunión que también plantean las relaciones sexuales. Las personas gays no pueden llenar este cometido, pues su relación es estéril de principio a fin, una relación sin fundamento moral, sin fundamento antropológico y sin fundamento escritural.

Dejar la tierra sin humanos es lo que ocurriría en el mundo si todas las personas fueran homosexuales. Si no hubiera relaciones heterosexuales, no se podría perpetuar la especie; y en un periodo relativamente corto, la humanidad desaparecería del planeta. Aunque se usara la inseminación artificial, llegará un día en que la apatía de las mujeres hacia lo establecido por Dios provocará una negativa rotunda a los embarazos, y por ende, a la perpetuación de la especie.

Pero si se llegara a usar sólo la inseminación artificial para la concepción, se crearía un mundo monstruoso, donde el afecto familiar desaparecería y muchos otros aspectos de la familia no podrían ser considerados. El concepto de matrimonio, según el hombre, ya tiene otro sentido con la legalización de las uniones homosexuales. Criticamos la inseminación artificial, así como criticamos la homosexualidad, pues en este juego entran cuestiones que pueden llegar a ser igualmente pecaminosas, un tipo de adulterio y de fornicación tecnificados, que por su sutiliza pretende disfrazarse de altruismo y humanismo, la vieja prédica de que el fin justifica los medios.

3.- La Homosexualidad es Pecado Porque Es Dañina.

La homosexualidad es una conducta aprendida o adquirida, y son muchos los factores que pueden contribuir a este mal. Por eso es muy importante que los padres vigilen la conducta de sus hijos desde que son niños y estén pendientes del tipo de compañía que eligen.

Algunas personas son homosexuales porque sufrieron abusos cuando eran niños, y estos abusos por lo general provienen de familiares y amigos de la casa. Los psiquiatras pueden ayudar a muchas personas con este problema a reencontrar la senda correcta de su verdadera sexualidad, pero esto debe ser atendido con prontitud, antes que la persona se pierda en ese mundo equivocado.

Vemos con mucha pena que existe una especie de moda entre muchos artistas, principalmente en la rama del diseño, que dicen sentirse atraídos a la homosexualidad, alegando que el arte los lleva a eso, pero esta es una manera de justificar un mal hábito que debe ser rechazado por nocivo y perverso. Muchas veces esto comienza como un chiste, al vestirse el hombre de mujer o la mujer vestirse de hombre y hacer payasadas en espectáculos travestistas, una diversión que arrastra a la desviación y hasta al transexualismo, una cosa tan grosera.

La homosexualidad o el vicio de la sodomía es algo que puede lesionar a otras personas, implicadas de manera involuntaria, como es el caso de la pederastia, un crimen contra los niños cometido por personas de mente sucia. Mucho se ha hablado acerca de este mal en los medios de comunicación, señalando escándalos que comprometen a líderes de iglesias. De este tipo de abuso se derivan trastornos psíquicos y enfermedades que pueden ser mortales, como es el caso del Sida.

La Homosexualidad ha sido la evidencia de la decadencia de grandes civilizaciones como la griega y la romana. Aquí es bueno que expliquemos que el afecto entrañable entre David y Jonatán no puede ni debe ser catalogado como que eran homosexuales, sino que eran grandes amigos, ya que si David hubiera sido homosexual, habría sido confrontado por algún profeta de su tiempo por esta in conducta, pues sí fue duramente confrontado por causa de su pecado de adulterio. De haber sido homosexual hubiera sido reo de muerte, pues el código de la ley era drástico en este sentido: ¨Si alguno se ayuntare con varón como con mujer, abominación hicieron; ambos han de ser muertos; sobre ellos será su sangre¨ (Levítico 20:13). Lo que sí podemos decir de David es que tuvo varias esposas, lo cual es todo lo contrario de ser homosexual. Y aunque la poligamia era una costumbre en la antigüedad es claro que es también una conducta condenada por la Palabra de Dios.

Finalmente diremos que la persona homosexual se queja de no ser aceptado como él quiere, pero su gran problema es que él mismo o ella misma no se han aceptado como Dios les ha hecho. Necesitan encontrarse a sí mismos con su verdadero yo, y de una vez por todas asumir el rol de su sexualidad tal y como Dios lo determinó cuando fueron concebidos. El homosexual y la lesbiana necesitan arrepentirse de ese y de todos sus pecados para poder ser perdonados por el Señor y ser así nuevas criaturas.

Leandro González

Mensaje predicado en la Primera Iglesia Bautista de Mao, República Dominicana, el 5 de Septiembre de 2010.