domingo, 1 de mayo de 2011

LAS SECTAS Y LAS RELIGIONES DEL MUNDO

Juan 6: 68,69.
¨Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente¨.

Como habrán notado, nuestro enfoque al estudiar el fenómeno de las sectas, se centra en aquellos grupos que se denominan cristianos, pero que a la luz de la Biblia no lo son auténticamente. Ahora nos proponemos llamar la atención respecto de las influencias que algunas religiones mayoritarias del mundo (que no tienen ninguna relación con el cristianismo) han ejercido en la formación y aparición de estas sectas. Esto lo hacemos porque son innegables los elementos que hemos encontrado de esas religiones, entremezclados en los escritos y prácticas de las sectas. 

Aparte del cristianismo, existen otras religiones que se pueden considerar como mayoritarias. Podemos mencionar el Judaísmo y el Islamismo, que guardan una relación con el cristianismo, por su enfoque monoteísta y por contener elementos comunes con los de la Biblia de los cristianos en sus escritos.


 Este análisis de las sectas nos presenta los siguientes planteamientos:

1.- Las Sectas Ofertan la Idea de que el Cristianismo es Insuficiente.

Aunque se llaman a sí mismos cristianos, las sectas no están conformes con sólo las enseñanzas del cristianismo, sino que adicionan otras creencias, otras prácticas de otras religiones, que no tienen nada que ver con el cristianismo bíblico, y dan a esas enseñanzas mayor credibilidad que a lo que dice la Biblia. Eso es lo mismo que decir que el cristianismo es insuficiente. 

Siendo el cristianismo una religión exclusivista, pues descarta las demás religiones como caminos que conduzcan a Dios, los seguidores de las sectas plantean todo lo contrario. Lo que a Dios le ha costado milenios para dárnoslo, los proponentes de las sectas pretenden desconocerlo y desvalorizarlo. Siendo el pensamiento cristiano superior a cualquiera idea religiosa conocida, y siendo además la cuna de los grandes forjadores de la civilización universal, el desdeño que muchos esgrimen en su contra, no es otra cosa que la evidente actitud velada de la rebelión del hombre contra lo establecido por Dios; algo que subyace en lo más escondido del corazón humano.

Este coqueteo con las religiones orientales es algo que no sólo ha conquistado a las sectas, sino que también está teniendo su influencia en muchos ambientes de iglesias y de  predicadores cristianos, en su búsqueda de ser aceptados por el mundo, en su afán por hacer prosélitos y mostrarse graciosos a los ojos del mundo. Esto último es la razón de la gran crisis por la que atraviesa el cristianismo en el momento presente. 

Es penoso ver cómo han sido introducidos en el culto cristiano elementos extraños que riñen fuertemente con lo que era la práctica de la fe hace apenas una centuria. Por causa de esto, somos testigos cada vez más de situaciones raras que están totalmente fuera de contexto bíblico. Por causa de esto, muchas veces no se sabe si estamos participando de un culto cristiano o de un ritual espiritista cualquiera, donde las manifestaciones emotivas dominan el ambiente por encima de la razón y el orden al que estamos llamados: ¨pero hágase todo decentemente y con orden¨ (I Corintios 14:40).
 
Para evitar caer en las trampas del enemigo con creencias y prácticas de otras religiones, que nada tienen que ver con el cristianismo, es necesario que nos aferremos cada día más a la Biblia y que seamos fieles defensores de sus enseñanzas.   

 2.- Las Sectas Ofertan la Idea de Una Verdad Alternativa. 

Los movimientos alternativos están de moda. En este sentido se habla de medicina alternativa, de terapias alternativas, de religiones alternativas. El término se refiere a otra cosa diferente de la que se conoce comúnmente o que se ha dado por sentado desde siempre. Por ejemplo, la medicina alternativa se plantea en contra de la medicina tradicional o convencional (entiéndase la medicina científica). Se habla de alimentos alternativos, que son los denominados de índole ¨natural¨ al igual que los medicamentos llamados del mismo nombre. 

Siguiendo esa línea de pensamiento, la Nueva era por ejemplo, es un movimiento alternativo, algo nuevo, algo diferente, con perspectivas distintas de las que se plantean en el cristianismo. Esta secta toma de todos los movimientos que han existido en la antigüedad y los de ahora, y hace una fusión o mezcla cargada de gran confusión.

Del hinduismo, muchos de esos grupos llamados cristianos adoptan ideas como la reencarnación, el karma o comportamiento, y el nirvana, que es el cielo al estilo hinduista. Pero todo esto se estrella contra las enseñanzas bíblicas acerca de la vida presente y futura. 

En otro caso, algunas sectas se dedican a la contemplación pura y simplemente, a fin de alcanzar un estado de perfeccionamiento al estilo budista para despojarse de toda mala influencia por medio de ejercicios de relajación y meditación; y en este caso, se cambia la oración a Dios por un acto de introspección donde el ¨ser¨ por excelencia es la misma persona (el Yo).

Podríamos hablar también de cómo las ideas del taoísmo han sido utilizadas para convertirlas en parte del pensamiento cristiano. El taoísmo enseña algo así como que el hombre es un ser bueno, cosa esta que choca violentamente contra la enseñanza bíblica de la condición de pecado del hombre y de la descomposición del orden natural como resultado de la caída.

El taoísmo plantea que el hombre puede, por medios naturales, hallar la solución a todos sus dilemas y agonías. Pero al hombre le es imposible poder lograr su propia salvación: ¨Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente¨ (I Corintios 2:14).

El taoísmo cree que la intuición humana es suficiente para saber qué es lo correcto, pero la Biblia nos dice que no, que el corazón del hombre es engañoso: ¨Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?¨(Jeremías 17:9). La Biblia enseña también que el hombre está imposibilitado para conocer la verdad, y que es sólo por medio del Espíritu Santo que podrá ser convencido de su condición de pecado y de su gran necesidad de Dios (Juan 16: 7-11).

Las sectas quieren tener otro camino, por si acaso. Pero sucede que el evangelio de Jesucristo plantea un camino estrecho que no admite atajos, no permite alternativas: ¨Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan ¨ (Mateo 7:13,14).
 
De este tipo de planteamiento sincretista que busca reconciliar a las religiones con el cristianismo, surge la idea generalizada de que todas las religiones conducen a Dios. Pero esto no es verdad. Recordemos la conversación que nuestro Señor Jesucristo tuvo con la mujer samaritana, en la que le dijo claramente que la salvación viene de los judíos: ¨Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos¨ (Juan 4:22). Al decir esto, Jesús estaba basando su declaración en el hecho de que como él es el único Salvador, y era judío, por lo tanto la salvación tiene su origen en el pueblo judío. 

Aunque siempre se ha dicho, y es verdad, que la religión no salva, que quien salva es Jesucristo, pero es verdad que la única religión que tiene al único Salvador es el cristianismo, y ninguna otra religión puede exhibir esto. 

3.- Las Sectas Ofertan la Idea de que Jesucristo no es el Único Camino.

Esta es, de todas las ideas de las sectas, la más perniciosa; pues todo el pensamiento del Cristianismo y de la Biblia, descansa en la persona de Jesucristo. 

Jesucristo es el centro de toda la Biblia. El es la razón de ser de todas las cosas: ¨El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten¨ (Colosenses 1:15-17). 

Los proponentes de las sectas nos quieren presentar a un Jesús hecho a la imagen de los maestros iluminados del hinduismo y del budismo. Pero un Jesús así, no cuadra con el que encontramos en la Biblia, dotado de divinidad, y el único capaz de salvar al hombre del pecado y del castigo eterno: ¨Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos¨ (Hechos 4:11,12).

Jesucristo es singular, es único. No podemos aceptar la idea de un Jesús siquiera parecido al de cualquier religión oriental, cuando él mismo dijo algo que ningún otro puede decir: ¨Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí¨ (Juan 14:6). 
 
Cuando Jesús retó a sus discípulos frente a la penosa decisión de algunos de apartarse de él, por la fuerte demanda de su camino, diciéndoles: ¨¿Queréis acaso iros también vosotros? (Juan 6:67),  Pedro exclamó: ¨Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. ¿A quién iremos, si tú tienes palabras de vida eterna?¨ (Juan 6:68,69). 

Los creadores de las demás religiones están muertos, pero Jesús está vivo. Su tumba está vacía. En el lugar donde lo enterraron hay un letrero que dice: ¨No está aquí, porque ha resucitado¨. El Islamismo tiene a un Mahoma muerto. El Budismo tiene a un Siddhartha Gautama (Buda) muerto; y la lista puede continuar hasta repetir el estribillo interminablemente. Pero en el cristianismo hay una canción cuyo coro repite de forma victoriosa:

¨¡Cristo la tumba venció! Y con gran poder resucitó,
De sepulcro y muerte Cristo es vencedor,
Vive para siempre nuestro Salvador,
¡Gloria a Dios! ¡Gloria a Dios!
El Señor resucitó.¨ 

Leandro González

Sermón predicado en la Primera Iglesia Bautista de Mao, República Dominicana, el 1 de mayo de 2011.