domingo, 23 de marzo de 2014

¿QUÉ DICE LA BIBLIA ACERCA DE LOS HERMANOS DE JESÚS?

(Segunda Parte)

Mateo 12:46-50


¨Mientras él aún hablaba a la gente, he aquí su madre y sus hermanos estaban afuera, y le querían hablar. Y le dijo uno: He aquí tu madre y tus hermanos están afuera, y te quieren hablar. Respondiendo él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos? Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre¨.

2.- La Biblia Claramente Enseña Que Jesús tuvo Hermanos y Hermanas.

En uno de los pasajes que nos sirven de base para este sermón, vemos que para la gente que conocía la familia de Jesús, el hecho de que José y María eran un matrimonio muy fructífero, era algo de lo más normal: ¨Y venido a su tierra, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que se maravillaban, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría y estos milagros? ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas? ¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todas estas cosas?¨ (Mateo 13:54-56).

Tenemos que decir que eran medio hermanos, pues sólo eran hermanos de madre, pues José no era el padre biológico de Jesús. José era el padre putativo de Jesús, es por esto que la Biblia aclara cuando se refiere al parentesco de Jesús con José, lo siguiente: ¨Jesús mismo al comenzar su ministerio era como de treinta años, hijo, según se creía, de José, hijo de Elí¨ (Lucas 3:23).

El apóstol Pablo menciona a Santiago, como el hermano de Jesús: ¨pero no vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Jacobo el hermano del Señor¨ (Gálatas 1:19). Y también hace mención de los hermanos de Jesús en su primera carta a los corintios: ¨¿No tenemos derecho de traer con nosotros una hermana por mujer como también los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas?¨ (I Corintios 9:5).

Judas, el escritor de la última epístola general en el Nuevo Testamento, se presenta como hermano de Santiago, quizá por considerarse indigno de llamarse hermano de Jesús, pues antes lo había negado. Como no se identifica como apóstol, cosa que todos los apóstoles hacían para respaldar la autoridad de sus palabras, es claro que no se trata de Judas el apóstol, sino de Judas, el hermano de Jesús.

Se han inventado increíbles argumentos para establecer el mito de que María no tuvo hijos con José, como el que dice que José era viudo, que había tenido otro matrimonio antes de casarse con María, y que esos hijos que se mencionan, son los hijos que José tuvo en el matrimonio anterior. Pero no hay forma de compaginar eso con el relato bíblico. Lo más sencillo y claro es lo que podemos ver en la Biblia, y es que José y María sí tuvieron hijos e hijas, como un matrimonio normal lo tiene. Dios no le puso como condición a María que ella no podría tener una vida marital normal con su esposo José.

La Biblia nos relata que María asistió a una boda en Caná de Galilea, acompañada de sus hijos. Esta parece haber sido una invitación familiar a esta boda, a la que también asistieron los discípulos del Señor. El relato se encuentra en Juan 2:1-12. En Juan 2:12 leemos lo siguiente: ¨Después de esto descendieron a Capernaum, él, su madre, sus hermanos y sus discípulos; y estuvieron allí no muchos días¨. Note como se hace una distinción muy clara entre los discípulos de Jesús y sus hermanos, lo cual claramente significa que los hermanos mencionados aquí, no se refiere a hermanos en la fe, sino a hermanos de sangre.

Es interesante que casi siempre que se menciona a los hermanos de Jesús, está María involucrada en el relato, lo cual corrobora el parentesco consanguíneo de estas personas. Es por este motivo que la palabra griega "δελφός" que se utiliza en cada caso para referirse a los hermanos de Jesús, por causa de su contexto, no se puede interpretar en sentido figurado sino en sentido literal, como refiriéndose a hermanos consanguíneos.

Es verdad que la misma palabra griega "δελφός", se utiliza en la Biblia de la misma forma que se utiliza en español la palabra ¨hermano¨, pero el contexto en el que se use la misma, hace la diferencia. Por ejemplo, cuando el apóstol Pablo llama hermano a Sóstenes, un miembro de la iglesia de Corinto, claramente se entiende que está utilizando el término en sentido figurado, puesto que Sóstenes, el creyente de la iglesia de Corinto, no era hermano consanguíneo de Pablo, sino que se acostumbraba, igual que hoy, a llamar ¨hermanos¨ a los miembros de la iglesia: ¨Pablo, llamado a ser apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Sóstenes¨(I Corintios 1:1).

Para corroborar lo que decimos, existe el caso del verbo ¨conocer¨, en griego ¨ginosko¨, que en Mateo 1:25 se refiere a la relación sexual entre un hombre y una mujer; y la misma palabra, utilizada en Mateo 7:16, se refiere a tener conocimiento acerca de una persona o al hecho de identificar a alguien por su forma de ser. Veamos estos dos versículos de forma sucesiva: ¨Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS¨; ¨Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?¨. Aquí vemos lo importante que es el contexto.

3.- La Biblia Claramente Enseña Que los Hermanos de Jesús en Principio no Creían en él.

En Juan 7:3-10 encontramos esta triste verdad: ¨Estaba cerca la fiesta de los judíos, la de los tabernáculos; y le dijeron sus hermanos: Sal de aquí, y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces. Porque ninguno que procura darse a conocer hace algo en secreto. Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo. Porque ni aun sus hermanos creían en él. Entonces Jesús les dijo: Mi tiempo aún no ha llegado, mas vuestro tiempo siempre está presto. No puede el mundo aborreceros a vosotros; mas a mí me aborrece, porque yo testifico de él, que sus obras son malas. Subid vosotros a la fiesta; yo no subo todavía a esa fiesta, porque mi tiempo aún no se ha cumplido¨. Esta es una prueba irrefutable de que cuando la Biblia se refiere a los hermanos de Jesús, se refiere a hermanos de sangre, puesto que sería contraproducente que se diga en la Biblia que sus discípulos (si se entiende a los hermanos como sus discípulos),  los que lo seguían, no creían en él, pero claramente aquí se está refiriendo a los hermanos consanguíneos de Jesús.  Y en el mismo pasaje en boca de los hermanos de Jesús, ellos mismos establecen una diferencia entre ellos, sus hermanos, y los discípulos. Sólo hay que leer cuidadosamente: ¨y le dijeron sus hermanos: Sal de aquí, y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces¨ (Juan 7:3).

Pero hay una nota de victoria en este punto de nuestro sermón, y es que los hermanos de Jesús, después llegaron a creer en él y a convertirse en sus seguidores. Ellos estaban presentes junto con los apóstoles y los demás miembros de la iglesia el día de pentecostés: ¨Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos¨ (Hechos 1:14).

Hasta tenemos en la Biblia una carta escrita por Santiago, uno de los hermanos de Jesús y es muy probable, casi seguro, que también Judas, el autor de la última epístola universal, sea uno de los hermanos de Jesús, que se mencionan en Mateo 13:55.  Sabemos que Tanto Santiago como Judas son los medio hermanos de Jesús, pues como ya hemos dicho, si hubieran sido alguno de los apóstoles, se habrían identificado como apóstoles de Jesucristo, como manera de apoyar la autoridad de sus palabras.

Este Santiago jugó un papel muy importante en la naciente iglesia, tal y como lo vemos en el capítulo 15 de Hechos, en la asamblea que se llevó a cabo para resolver el problema de los judaizantes: ¨Y cuando ellos callaron, Jacobo respondió diciendo: Varones hermanos, oídme¨ (Hechos 15:13).

Podemos decir que los hermanos de sangre de Jesús llegaron a convertirse y a ser muy importantes en el engrandecimiento del reino de Dios en la tierra. Lo que Dios espera de ti y de mí, como hermanos en la fe, es que hagamos lo mismo hoy.

Leandro González

Sermón predicado en la Primera Iglesia Bautista de Mao, República Dominicana, el domingo 23 de marzo de 2014.

domingo, 16 de marzo de 2014

¿QUÉ DICE LA BIBLIA ACERCA DE LOS HERMANOS DE JESÚS?

(Primera Parte)

Mateo 12:46-50

¨Mientras él aún hablaba a la gente, he aquí su madre y sus hermanos estaban afuera, y le querían hablar. Y le dijo uno: He aquí tu madre y tus hermanos están afuera, y te quieren hablar. Respondiendo él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos? Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre¨.
                                       
¿Tuvo Jesús hermanos? ¿Tuvo María hijos con José? ¿Es bueno o es malo que María haya tenido otros hijos aparte de Jesús? ¿Qué importancia y relevancia tiene para la fe cristiana el hecho de que María haya tenido más hijos? Estas son preguntas que trataremos de contestar en este sermón.

Mateo 13 habla de la familia de Jesús, donde se le relaciona con José, con María y con sus hermanos, hasta se menciona los nombres de los varones, y se dice que también tenía hermanas.

La Biblia dice que Jesús fue el primogénito de María y que después que Jesús nació, José y María fueron pareja, vivieron una vida marital normal.

Que Jesús tenía hermanos es muy claro en la Biblia, pues en una ocasión, estando él con sus discípulos enseñando, se presentaron su madre y sus hermanos que lo buscaban. Se ha dicho que esos hermanos eran los creyentes, pero los creyentes, o discípulos estaban con él. Otro argumento es que cuando se menciona a hermanos, se refiere a primos, entonces, ¿qué hacían los primos de Jesús con su Madre buscándole? Además la Biblia aclara que sus hermanos no creían en él. Pues ese día que se menciona que lo buscaban su madre y sus hermanos, Jesús dijo que su madre y sus hermanos eran los que hacían la voluntad de su Padre.

1.- La Biblia Claramente Enseña Que María y José Vivieron como Esposo y Esposa.

Cuando se dice que María y José no tuvieron una vida marital como la tienen todos los esposos, se pretende decir, entre otras cosas, que el sexo es malo. El sexo fue creado por Dios para el hombre y la mujer, es una forma sublime de comunicarse y de amarse, y es al mismo tiempo la forma como se produce la multiplicación de la especie humana sobre la tierra. No fue el sexo lo que hizo que Adán y Eva pecaran, pues cuando ellos pecaron, ya Dios les había dado mandamiento acerca de multiplicarse: ¨Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra¨ (Génesis 1:27,28). Así que no podemos aceptar que sea malo que María y José hayan tenido una vida conyugal normal.

José quería a María como mujer, pues si ese no hubiera sido el caso, él no hubiese tenido la intención de dejarla cuando supo que estaba embarazada. Sintió su dignidad de hombre burlada al enterarse que la mujer con la que se iba a casar estaba embarazada de otro hombre. Aunque José era un hombre piadoso, que esperaba la promesa del nacimiento del Mesías, se encontró difícil creer que su prometida estaba embarazada como un milagro obrado por el Espíritu Santo, y le era más digerible el hecho de que María había dado un mal paso. Eso era lo que él creía antes de que el ángel del Señor se le apareciera en sueños.

La Biblia nos enseña que para que él tuviera que aceptar esta verdad, tuvo que recibir la iluminación directa de Dios: ¨El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros. Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer¨ (Mateo 1:18-24).

Al igual que José, muchos judíos creían que cuando la profecía bíblica decía que ¨una virgen concebirá y dará a luz un hijo¨, se refería a que esa mujer de quien habría de nacer el Mesías, se habría de casar siendo virgen, y que de su primera relación, nacería dicho Mesías. Pero no era así, sino que esta profecía se refería a un hecho literal, o sea, que una mujer, sin haber tenido relaciones sexuales con un hombre, quedaría embarazada de manera milagrosa, y que de ella nacería el Mesías tan esperado.

Como vemos, fue Dios mismo quien le aclaró a José el significado de este acontecimiento. Si Dios no lo hubiera hecho así, José no habría entendido nunca esta situación. Fue el convencimiento de que María era el objeto de Dios para traer al mundo al Mesías, lo que hizo que José se resignase a esperar que este niño naciera, para poder tomar a María como su mujer, tal y como es lo más normal en toda pareja.

La luna de miel de José y María, ocurrió un tiempo después que Jesús nació: ¨Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS¨ (Mateo 1:25). Me encanta lo simple y clara que es la Biblia, y me asombra, lo complicado que se vuelve todo, cuando los intereses religiosos manipulan a las masas para apartarlas de la verdad. 

José y María se casaron y estuvieron juntos todo el tiempo, hasta que uno de los dos murió, tal como ocurre en un matrimonio cristiano. Cuando Jesús iniciaba su ministerio, lo cual indica que tendría más de treinta años, él fue a la tierra donde él se crio,  y las gentes del lugar lo reconocieron fácilmente como el hijo del matrimonio de José y María. Esto demuestra que ellos vivieron juntos como esposa y esposo, y que esto era algo muy normal para toda la gente.

Hoy muchas personas piensan que es una blasfemia decir que María y José vivieron maritalmente, pero en la Biblia esto se dice de la manera más normal y correcta, pues ellos estaban casados legalmente. José no vivía con María para cuidarla y acompañarla, y nada más, no, él quería a esa mujer para que fuera la madre de sus hijos.

La Biblia nos habla de los otros hijos de José y de María, incluso menciona los nombres de los varones: ¨Y venido a su tierra, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que se maravillaban, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría y estos milagros? ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas? ¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todas estas cosas?¨ (Mateo 13:53-56). Léalo en su Biblia, la que usted tiene en su casa y que lee todos los días, allí dice que José y María tuvieron cuatro varones, y no se sabe cuántas hijas.

María no fue siempre virgen, ella era virgen cuando concibió y dio a luz a Jesús, pero luego de que Jesús nació, ella fue la mujer de José, y le dio muchos hijos. María fue una mujer santa, pero ella era una mujer como todas las demás, con las mismas necesidades de ser amada y de desear ser madre. Ella no es más que una mujer humana que halló gracia a los ojos Dios. María no es divina, ella fue la madre de Jesús en términos humanos, no en términos divinos.

Como hemos dicho en otras ocasiones, la encarnación de Dios no ocurrió para hacer divina a María, sino para que Dios se hiciera hombre. Este no fue un acto para favorecer a María, sino para Dios favorecer a toda la humanidad por medio de su Hijo Jesucristo. La falsa enseñanza de que María no tuvo hijos aparte de Jesús, lo que busca es colocarla a ella en un lugar que no le corresponde. Si usted cree eso, necesita arrepentirse, y creer, no lo que dicen los hombres, sino lo que dice Dios. 

Sermón Predicado por Leandro González en la Primera Iglesia Bautista de Mao, República Dominicana, el 16 de marzo de 2014.