jueves, 17 de enero de 2013

CRECIENDO AL TRAVÉS DEL LIBRO DE LOS HECHOS


 Hechos 1:1-12

Estudiar el libro de los Hechos de los Apóstoles durante todo un año, y revalorizar nuestra razón de ser como iglesia, es nuestro propósito en este nuevo año 2013; conscientes de que ¨hoy está más cerca nuestra salvación que cuando creímos¨, como dice el apóstol Pablo: ¨Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos¨ (Romanos 13:11).

A medida que vayamos estudiando y predicando acerca del libro de los Hechos, iremos poniendo en práctica los principios que nos sean útiles como iglesia, para continuar realizando la tarea que el Señor nos ha encomendado.

Se ha dicho que son varias las funciones de la iglesia, empezando por la tarea de adorar, de rendir culto al Señor en todos los actos de nuestra vida, tanto en nuestros actos cotidianos, como en las diferentes manifestaciones del culto cristiano: bautismo, cena conmemorativa, diezmos y ofrendas, alabanzas, oración y ayuno, etc., y siguiendo por la tarea principalísima de evangelizar, de discipular, medios por los cuales los perdidos son alcanzados y son integrados en la iglesia del Señor. Todas estas funciones y muchas más, como es la de que la iglesia se identifique con la parte social de la comunidad donde se encuentra, ya sea a través de trabajos de beneficencia, o involucrándose en un programa de educación secular que procure inculcar los valores cristianos, a los que de esta manera sean alcanzados.

La cuestión es, que durante este año, nosotros como iglesia tenemos que dar un salto positivo de acción y de fe. Esto requerirá de cada uno, un mayor involucramiento y apoyo, en las diferentes actividades que se llevan a cabo cada semana en esta congregación, para cumplir con un programa que nos hemos propuesto.

Nos ocuparemos entonces en ir descubriendo en el libro de los Hechos aquellos aspectos relevantes que tienen que ser parte de nuestra iglesia, para cumplir con lo que hemos denominado ¨nuestra razón de ser como iglesia¨, porque una iglesia que no justifique su razón de existir, corre el riesgo de que el Señor quite ¨su candelero de su lugar¨(Apocalipsis 2:5).

Creo que no hay otro libro mejor que el libro de los Hechos para que nos podamos dar cuenta, qué fue lo que hizo que la primera iglesia tuviera éxito en el cumplimiento de su tarea.

Hay muchos libros que nos enseñan cómo tener éxito en la iglesia, pero nosotros creemos que yendo directamente a la fuente original, recibiremos del Señor las indicaciones y la inspiración que necesitamos para cumplir nuestra misión.

Lo primero es ver, qué es lo que nos dice el texto sagrado, y luego, darnos cuenta como iglesia, en qué punto estamos nosotros con relación a lo que encontramos en esos relatos. Al estudiar el libro de los Hechos, y al predicar cada domingo acerca de él, nos iremos percatando de cuáles son las cosas que nosotros necesitamos poner en práctica para permitirle al Señor operar en nuestras vidas, como individuos y como iglesia, de modo que lleguemos a cumplir la tarea de la iglesia de una forma correcta.

En esta introducción quiero que veamos los siguientes tres puntos:

1.- Aprendiendo del Carácter del Escritor del libro de Los Hechos.

El escritor de este evangelio es identificado como Lucas, un médico amigo y compañero de Pablo en sus viajes misioneros, que parece haber tenido el encargo de parte de algún dignatario cristiano o de alguna comunidad de creyentes no judíos, a los cuales les interesaba conocer en detalle los hechos concernientes a la vida de Jesús. Este libro constituye la segunda parte de dos tratados bien redactados por este insigne creyente, que además de ser médico, era sin duda un excelente historiador. Así lo consigna él mismo en sus propias palabras introductorias del libro: ¨En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido; a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios¨ (Hechos 1:1-3).

Lucas fue protagonista de muchos de los relatos que se encuentran en el libro de los Hechos, y él mismo participó del trabajo cristiano y sufrió en alguna ocasión, juntamente con muchos de los apóstoles del Señor el desprecio, la persecución, la cárcel y muy posiblemente también el martirio.

Tanto en este libro como en el anterior (el Evangelio Según San Lucas), se puede ver que la convicción de fe de este hombre era firme respecto de su creencia acerca de Jesús: ¨Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra, me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden, oh excelentísimo Teófilo, para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido¨ (Lucas 1:1-4). Ya vimos que en sus palabras introductorias en el libro de los Hechos reafirma su fe en la resurrección del Señor, cuando dice: ¨se presentó vivo con muchas pruebas indubitables¨(Hechos 1:3).

La firmeza de la fe es fundamental en el afianzamiento y consolidación de la iglesia. La iglesia está compuesta de personas que han confesado su fe en Cristo. Esa fe en Cristo tiene que ser genuina, tiene que ser personal y tiene que ser firme.

La fe en Cristo es genuina, cuando es el producto de una bien ponderada reflexión y de la investigación auténtica en la búsqueda de la verdad, no el producto de una emoción fanática o de una simple experiencia religiosa, que puede ser manipulada. Lucas era un hombre convencido de lo que creía. La iglesia tiene que estar compuesta de personas plenamente convencidas de que están en el camino correcto. No sirve de nada para la gloria de Dios que una congregación esté repleta de personas que responden sólo a lo que puedan sentir o experimentar, poniendo de lado las convicciones fundamentales de la fe, y obviando los principios éticos que hacen a la iglesia ser la luz del mundo y la sal de la tierra. Los individuos que Dios quiere ver comprometidos en la iglesia son aquellos que estén plenamente convencidos de su fe en él.

La fe en Cristo es personal, cuando cada individuo se confronta a sí mismo con su pecado y se da cuenta que necesita con urgencia ser salvado, cuando cada uno tiene un encuentro personal con Jesucristo. Si tu fe es el producto de una tradición familiar o cultural, esa no es la clase de fe que puede lograr un compromiso verdadero con la causa de Cristo. Si una persona no tiene esa clase de fe, necesita buscarla, porque la iglesia precisa de gente verdaderamente identificada con la causa de Cristo.

La fe en Cristo es firme, cuando uno ha decidido seguir a Cristo, cueste lo que cueste; cuando uno está dispuesto a pagar el precio por ser un discípulo del Señor. Si uno no está en la disposición de dar su tiempo, sus recursos y su vida para el servicio del Señor, entonces, en vez de ser una bendición para la iglesia, uno se convierte en un obstáculo para que la obra del Señor avance en la tierra.

Gente como Lucas es la que nos vamos a ir encontrando a lo largo de todo el libro de Hechos. Gente como Lucas es la gente que el Señor Jesucristo necesita para que la iglesia se levante y marche, gente que está dispuesta a dejar cualquiera cosa que esté haciendo, para hacer lo que tiene que hacerse.

2.- Aprendiendo de la Experiencia de los Apóstoles.

La tarea de los apóstoles fue una tarea titánica. No digo que la tarea de echar a andar una iglesia local no sea también una tarea titánica, pero nunca se podrá comparar el trabajo que podamos hacer en esta iglesia, con el trabajo realizado por esos hombres en el libro de los Hechos. Pero una cosa sí podemos hacer, y es hacer lo que nos toca hacer a nosotros aquí y ahora, en este tiempo.

Los apóstoles no sabían lo que les esperaba. Pero Dios sí lo sabía, y eso es lo más importante. Lo mejor de todo en lo que hacemos para el Señor es que él no nos deja solos en esta tarea. Note cómo el propio Señor Jesucristo encarga a los apóstoles y a la iglesia naciente que estuvieran atentos a la llegada del Espíritu Santo, que vendría a ellos prontamente: ¨ Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días¨ (Hechos 1:4,5).

La iglesia, igual que los apóstoles y los primeros discípulos, ha sido encargada de realizar la tarea de dar a conocer a Cristo al mundo, y no debe entretenerse en otra cosa que no sea esa. El Señor quiere que nos enfoquemos, que no perdamos de vista nuestra razón de existir. Y para facilitarnos el trabajo nos ha dado todo el poder que se necesita: ¨Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra¨ (Hechos 1:7,8).

Mientras el Señor regresa, debemos enfocarnos en la tarea de dar a conocer a Cristo al mundo. Esa es nuestra misión hasta que él decida regresar de nuevo a este mundo: ¨ Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo¨ (Hechos 1:9-11).

A medida que avancemos en nuestra presentación del libro de Los Hechos, nos iremos dando cuenta de qué manera podemos beneficiarnos como iglesia de la experiencia de vida de los primeros cristianos. Le animo a acompañarnos en este recorrido al través del libro de los Hechos durante todo este año.

Leandro González

Sermón predicado en la Primera Iglesia Bautista de Mao, República Dominicana, el domingo 13 de enero de 2013.

lunes, 7 de enero de 2013

SIGNIFICADO DE LA NAVIDAD

Isaías 7:14
¨ Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel¨.

La palabra Navidad viene del latín ¨Nativitas¨, que significa ¨nacimiento¨. Lo más importante de la Navidad no es el día en el que se celebra, sino lo que se celebra en sí, que es el nacimiento de Jesucristo.

La Navidad conmemora un hecho único en la historia, y es  que Dios mismo vino al mundo en forma humana. El apóstol Juan en su evangelio de Jesucristo, nos dice lo siguiente, respecto de este acontecimiento sin paralelo: ¨A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.¨ (Juan 1:18).

El espíritu posmoderno tiende a despreciar abiertamente todo lo  que se relacione de alguna manera con la Biblia, con Dios o con Jesucristo. Es por esto que hoy muchas personas en el mundo desdeñan la Navidad. En sociedades o culturas que por siglos se han considerado cristianas, la gente no quiere que los involucren en fiestas que tengan que ver con conceptos teológicos clave, como es el caso del nacimiento de Jesús.

Por lo general, todo el que se opone a la celebración de la Navidad, dice oponerse a ello por ser una celebración religiosa. Pero celebran Halloween, siendo esta también una fiesta religiosa muy antigua.

En la fiesta pagana de Halloween se festeja la muerte, mientras que en la Navidad celebramos la vida. Los que se involucran en la celebración de Halloween prefieren celebrar la muerte antes que la vida. Bueno, no es raro que los que celebran la muerte, no quieran celebrar la vida.

Hoy en día muchos comerciales no se refieren a esta fiesta como la Navidad, sino que se refieren a ella como felices fiestas, sin mencionar para nada la palabra Navidad.

Es evidente que existe una conspiración contra la Navidad y nosotros queremos rescatar en este sermón el verdadero significado de la Navidad, para que al celebrarla, usted sepa lo que en verdad es.

1.- La Navidad no es la Celebración de una Época.

No celebramos la Navidad en invierno porque sea la más hermosa época del año, sino que es la más hermosa época del año, porque en ella celebramos la Navidad. Es la Navidad la que llena de significado el frío ambiente invernal, desde un extremo del mundo hasta el otro.

La navidad no es la celebración de una época. La Navidad no es beber ron hasta emborracharse; no es comer hasta sentirse mal; no es hacerse regalos unos a otros; no es colores brillantes de rojo, dorado y verde; no es adornos ni arbolitos cargados de luces multicolores y deslumbrantes. La Navidad no son los arreglos de belenes con la cueva cargada de animales, que simulan el lugar donde el Señor vino a nacer. ¡No!, la Navidad es mucho más que eso, pero muchísimo más, que cada uno de nosotros debe alcanzar a comprender.

La Navidad es la celebración de un acontecimiento: La Navidad nos habla del milagro de la concepción virginal de Jesús, lo cual es el cumplimiento de una profecía tan antigua como el hombre mismo: ¨ Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar¨(Génesis 3:15). Estas son las palabras del Señor dichas a Satanás, y en estas palabras proféticas Dios está hablando del nacimiento de Jesús, quien vendría a obrar la salvación del hombre y la destrucción definitiva del diablo.

Más adelante esta profecía del nacimiento del Mesías se convertiría en una de las más controversiales y codiciadas en la nación de Israel. Dios habría de encargarse de dar los detalles claros y precisos acerca de una de las profecías más hermosas de toda la Biblia: ¨ Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel¨ (Isaías 7:14). Ya sabemos que Emanuel quiere decir ¨Dios con nosotros¨, lo cual despeja toda duda acerca de la divinidad de Jesús (Mateo1:23).

Podemos decir entonces que la Navidad también significa salvación, ya que Jesús vino para salvar al mundo, y el nombre ¨Jesús¨ significa ¨Salvador¨: ¨ Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados¨ (Mateo 1:21).

El nacimiento del Mesías en Belén de Judea, es un hecho que cambió para siempre el curso de la historia, y eso es lo que celebramos en Navidad. Así que Navidad es mucho más que una época.

2.- La Navidad nos Habla de Dios en Forma Humana.

Es a esto a lo que en teología cristiana se le denomina  la encarnación de Dios. Esto significa que en Jesús Dios se hizo hombre. Pero él no se hizo hombre para dejar de ser Dios, sino que en Jesús, Dios conserva su naturaleza divina y humana.

Tampoco Dios se hizo hombre para hacer a María una diosa, como muchos la tienen hoy en día, sino que María fue el canal al través del cual él quiso venir al mundo, para ser semejante a los hombres en todo, menos en el pecado.

Aunque Jesús nació de María, él no tiene pecado, porque él fue engendrado de forma no convencional. En su concepción no intervino ningún hombre, sino que fue la obra del Espíritu Santo: ¨El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo¨ (Mateo 1:18).

El ángel visitó a María para informarle acerca de los planes que Dios tenía con ella y de la manera como habría de producirse el milagro del nacimiento de Jesús: ¨Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María. Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres. Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta. Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios. Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril; porque nada hay imposible para Dios. Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia¨ (Lucas 1:26-38).

Este fue un hecho que marcó para siempre la vida de esta pareja (José y María), y en este sentido ellos fueron más que privilegiados, pues se les encomendó departe de Dios la tarea de cuidar en este mundo, nada más y nada menos que, al Hijo de Dios. Es por ello que tanto a José como a María Dios les dio las más firmes evidencias de sus planes, para que no quedara ninguna duda en ninguno de ellos. Veamos la visita que hizo el ángel a José para tranquilizarlo: ¨El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros. Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS¨ (Mateo 1: 18-25).

Jesucristo es Dios en el mundo con el hombre, cosa esta que es el anhelo de Dios, vivir con el hombre, por eso nos dice la Biblia que Dios creará un cielo nuevo y una tierra nueva en donde él mismo estará con nosotros: ¨ Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios¨ (Apocalipsis 21:3). La Navidad nos dice que el hecho de que Dios venga a vivir con nosotros es posible, y que la segunda venida de Cristo será una realidad, así como lo fue su nacimiento.

3.- La Navidad no es la Celebración del Niño Dios.

La Navidad no debe ser celebrada para enfatizar el nacimiento del niño Dios, como muchos la denominan, con el sentido de que existe una deidad con este nombre y que lamentablemente muchos le son devotos, como es el conocido divino niño; que de divino no tiene nada, ya que es un invento de los hombre, y no tiene nada que ver con lo que la Biblia nos enseña.

La obra salvadora de Jesús no fue realizada cuando era un niño, sino cuando él fue un adulto, por eso no podemos hablar del niño Dios, como si en el cielo Jesús conservara su niñez. Esto no es posible, ni siquiera con ninguno de los seres humanos famosos que ha llegado a ser adulto, lo que se resalta de los individuos importantes de la historia no es su niñez, sino lo que hicieron cuando crecieron y tuvieron una participación activa en el mundo. No hablamos del niño Einstein o del niño Lutero, ¿entonces, porqué hablar del niño Jesús, como del niño Dios, cuando en realidad él no es un niño, y está en el cielo, no como el niño Dios, sino como el Dios hombre que es, nuestro Salvador?

Así que no es correcto que nos refiramos a Jesús como el niño Jesús, ni que los padres cristianos dejen regalos a sus hijos en esta época de Navidad departe del niño Jesús, porque al hacer esto, están contribuyendo a que este mito se propague y se haga parte de la fe de los niños de la iglesia. Los niños deben ver a Jesús como su Señor y Salvador, tal y como lo vemos los adultos. Hay muchas cosas de la práctica cristiana que parecen muy románticas; pero tengamos cuidado, que detrás de ese romanticismo está la ponzoña del diablo.

Nosotros debemos despejar toda creencia errónea, aunque esta sea una tradición muy bonita. 

Leandro González

Mensaje predicado en la Primera Iglesia Bautista de Mao, República Dominicana, el 23 de diciembre de 2012.

sábado, 5 de enero de 2013

DIOS, SU NATURALEZA Y SUS ATRIBUTOS

Salmos 139: 1-6
¨Oh Jehová, tú me has examinado y conocido.Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda. Detrás y delante me rodeaste, y sobre mí pusiste tu mano. Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; alto es, no lo puedo comprender¨.

Hoy entramos en un aspecto general de la persona de Dios. En realidad tenemos el cometido en esta ocasión de tratar de comprender un poco la naturaleza de Dios y sus atributos, o sea, las cualidades que le son inherentes. Como hemos dicho desde el principio, estas ideas acerca de Dios no las podemos encontrar con absoluta certidumbre en otro lugar que no sea en la Biblia, que es su propia revelación. Si bien es cierto que en la naturaleza, en el universo, en la persona del hombre mismo y en la creación toda, podemos distinguir estas características distintivas de Dios, sin embargo es la Biblia la que nos habla con propiedad acerca del carácter de Dios.

Cuando se acude a otra fuente que no sea la Biblia en un tema tan delicado como el que nos ocupa, se corren grandes riesgos de cometer lamentables errores, pues no faltan quienes filosofando por aquí y por allá han planteado todo tipo de teorías. El buen estudiante de teología debe ocupar una buena parte de su tiempo al estudio de estas corrientes de pensamiento para su adecuada ilustración, pero sin olvidar que es en la Biblia donde se encuentra toda verdad acerca de Dios.

Podemos conocer como es Dios por la manera como él se ha comportado en su trato con el hombre al través de la historia, una historia que está narrada en la Biblia. Por lo pronto podemos decir que Dios es Soberano por ser Dios en todos los actos de su ser, pues nadie puede cuestionarle ni demandarle nada. En este sentido hay que aceptar que todo lo que él hace está bien hecho, aun cuando a nosotros los humanos no nos lo parezca. Dios no actúa bajo nuestra consideración ni bajo la consideración de nadie, él no tiene que pedir permiso ni opinión acerca de nada que vaya a hacer, pues él es el único que sabe qué hacer, cuándo hacerlo y a favor o en contra de quien.

No se puede atribuir responsabilidad culposa contra Dios de ninguna manera, pues en lo que se conoce en la Biblia acerca de él nos damos cuenta de su suprema autoridad sobre todas las cosas. Esto no quiere decir que Dios sea arbitrario o caprichoso, o que actúe de forma sentimental, o sea que se deje llevar de sus emociones, de ninguna manera, sino que no se puede decir que Dios sea malo o que sea rencoroso o que actúe impulsivamente; todos los actos de Dios están sustentados en razones correctas. Esta es una verdad conveniente para todo el que quiera conocer auténticamente a Dios.

En el libro de Job encontramos una serie de cuestionamientos que el hombre se hace respecto del carácter de Dios y sus actos soberanos, los cuales no tienen una explicación lógica para el humano. Pero vemos que cuando Job hace esas preguntas, él reconoce que está en una posición de insignificancia peligrosa frente a un Dios Todopoderoso: ¨He aquí que yo soy vil; ¿qué te responderé? Mi mano pongo sobre mi boca. Una vez hablé, mas no responderé; Aun dos veces, mas no volveré a hablar¨ (Job 40:4,5). Así que cuando alguna acción de Dios no la podamos asimilar, es seguro que somos nosotros los que estamos equivocados.

Ahora dedicaremos el resto de nuestra exposición a definir algunos aspectos de la naturaleza de Dios y sus atributos, tanto naturales como morales. Es bueno saber que todos estos atributos los encontramos de igual forma en la persona de Jesús y en la persona del Espíritu Santo.

1.- La Naturaleza de Dios.

Casi todo lo concerniente a este aspecto de la naturaleza de Dios lo hemos tocado en los sermones anteriores. De manera singular se destaca el hecho de que Dios es el único Dios verdadero que existe, y esto descarta toda idea de otro dios: ¨Se derramó, por tanto, mi ira y mi furor, y se encendió en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, y fueron puestas en soledad y en destrucción, como están hoy. Ahora, pues, así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: ¿Por qué hacéis tan grande mal contra vosotros mismos, para ser destruidos el hombre y la mujer, el muchacho y el niño de pecho de en medio de Judá, sin que os quede remanente alguno, haciéndome enojar con las obras de vuestras manos, ofreciendo incienso a dioses ajenos en la tierra de Egipto, adonde habéis entrado para vivir, de suerte que os acabéis, y seáis por maldición y por oprobio a todas las naciones de la tierra?¨ (Isaías 44:6-8). 

Esta realidad de la existencia de un único Dios es algo que está planteado en toda la Biblia de forma categórica, y es además un asunto que responde a conclusiones de razonamiento lógico: si existe Dios, este tiene que ser Uno, único. Es por ello que la sentencia de Dios en Isaías 44:6-8 debe ser seriamente analizada por los que se empeñan en el día de hoy en venerar, adorar y rendir culto a la virgen María o a otro ídolo creado por la religión y por el hombre. Esta práctica de idolatría es totalmente contraria al espíritu cristiano y al espíritu bíblico. Cuando Dios constituyó a la nación de Israel le dio este primero y grande mandamiento: ¨Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos¨ (Exodo 20:1-6). 
  
Otra cosa que hemos dicho es que Dios es Espíritu, o sea, que no tiene un cuerpo material como nosotros, aunque sí puede hacerse visible si quisiera, y es a lo que se le denomina teofanía, o sea, la aparición de Dios al hombre. En la Biblia encontramos alusión al ángel de Jehová que era visible a los creyentes de la antigüedad, así que esta era una manera como Dios se hacía perceptible al ojo humano: ¨Y el ángel de Jehová no volvió a aparecer a Manoa ni a su mujer. Entonces conoció Manoa que era el ángel de Jehová. Y dijo Manoa a su mujer: Ciertamente moriremos, porque a Dios hemos visto¨ (Jueces 13:21,22).  Dios se nos ha hecho visible de manera súper excelente en la persona de su Hijo Jesucristo, el cual es presentado en la Biblia como ¨la imagen misma de su sustancia (Hebreos 1:3).

Un rasgo distintivo de la naturaleza de Dios que también hemos compartido, es que Dios es una persona, contrario a lo que plantean algunos de que Dios es una fuerza o una inteligencia etérea. Dios posee las características que son inherentes a una persona.

Podemos decir que Dios tiene nombre al igual que toda persona tiene nombre, se puede tener un trato personal con él, como el que un hijo tiene con su padre: ¨En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños¨ (Mateo 11:25).

Podemos decir que Dios posee intelecto, que puede pensar, es un ser racional, lo cual es sólo posible en una persona: ¨ Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos¨ (Isaías 55: 8,9). 

Podemos decir que Dios es un ser que manifiesta emociones, Dios es un ser emotivo, no es una cosa, no es un objeto sin sentimiento: ¨Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón¨ (Génesis 6:6). Como puede ver en este versículo, aquí se hace alusión a Dios como teniendo corazón, como si Dios tuviera un cuerpo como nosotros, y parecería una contradicción del punto en el que planteamos que Dios es Espíritu, pero lo que ocurre aquí es que el escritor de la Biblia utiliza un recurso literario llamado antropomorfismo (atribuir a Dios forma humana); es la manera como Dios mismo se nos da a entender, de forma que nos sea comprensible.

Es bueno destacar aquí una característica de Dios que debe ser conocida, y es el hecho de que Dios es impasible, o sea que él no puede ser dañado o alterado de ninguna manera por ninguna persona. Aún cuando Dios sufrió en la persona de Jesús los tormentos de los azotes, de la cruz, de la burla y de la muerte, todo esto lo hizo, no porque él fuera una víctima desdichada del hombre, sino porque él mismo lo decidió así. Este aspecto de la impasibilidad de Dios que implica que no puede ser alterado en su serenidad y tranquilidad no significa tampoco que él no participe de nuestro gozo y nuestras alegrías, sino que él siempre está gozoso, aún en medio de cualquier dolor o trauma experimentado por sus criaturas.

Como último punto en defensa del criterio de que Dios es una persona, diremos que Dios tiene voluntad, Dios actúa por sí mismo, tiene iniciativa propia, decisiones propias: ¨en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad¨ (Efesios 1:5).

En el sermón anterior hablamos acerca de la trinidad de Dios, un aspecto de su naturaleza que damos ya por estudiado.

2.- Los Atributos Naturales de Dios.

Cuando hablamos de atributos nos estamos refiriendo a las cualidades que son características de una persona, son los adjetivos que califican la personalidad de un individuo. Dios posee atributos naturales y atributos morales. Los atributos naturales de Dios se refieren a su ser, a su naturaleza, como la palabra lo indica. En este sentido diremos a manera de comparación, que la naturaleza de Dios es diferente de la naturaleza del hombre, Dios es infinito, mientras el hombre es finito; el hombre es un ser limitado, mientras Dios es un ser sin límites de ninguna clase.

Se pueden encontrar las siguientes propiedades de Dios en la Biblia: Primeramente vemos que Dios es Eterno: En este sentido hemos hablado bastante, hemos comentado de que Dios no tiene principio ni tiene fin y muchas ideas más concernientes a esto mismo.

Luego hablemos de la inmutabilidad de Dios. Esto significa que Dios no cambia, que no puede cambiar en cuanto su carácter, es fiel a lo que es, a lo que ha prometido, a lo que es su perfecta voluntad en favor de nosotros los seres humanos: ¨Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos¨ (Malaquías 3:6). En este sentido, los creyentes podemos estar confiados en la seguridad de nuestra salvación, pues Dios garantiza lo que ha obrado por medio de su Hijo Jesucristo en favor de nosotros. Esta cuestión de la inmutabilidad plantea que Dios es un ser completo, no necesita aprender nada, ni necesita progresar en nada, él es absolutamente cabal en todo, maduro, siempre lo ha sido y siempre lo será. 

El versículo 6 del capítulo 6 de Génesis que leímos más arriba pudiera confundir a algunos respecto de la inmutabilidad de Dios. Recuerde que dice que ¨Dios se arrepintió¨, pero en este arrepentimiento de Dios no hay cambio en su naturaleza o propósito, sino que ha sido el despropósito del hombre el que le ha hecho actuar de otra manera, por causa de que los hombres se desviaron del camino de vida que él les había trazado. Tampoco implica esto que Dios haya fracasado en algún aspecto o que su creación tenga algún fallo o defecto, sino que es el hombre el que no ha sido fiel al propósito trazado por Dios: ¨He aquí, solamente esto he hallado: que Dios hizo al hombre recto, pero ellos buscaron muchas perversiones¨ (Eclesiastés 7:9).

Una última particularidad de Dios es su aspecto de Todopoderoso. Por lo general hay un elemento prefijo que define todas estas características: Omni, que significa todo. En este sentido diremos tres cosas: primero, que Dios es Omnipresente, o sea,  está presente en todas partes al mismo tiempo. El salmista David nos lo dice de forma poética, no hay un lugar donde nos podamos esconder de Dios: ¨¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra. Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; aun la noche resplandecerá alrededor de mí. Aun las tinieblas no encubren de ti, y la noche resplandece como el día¨ (Salmo 139:7-12).

Una segunda cosa acerca de este Dios Todopoderoso es que Dios es Omnisciente, o sea, que Dios lo sabe todo. Dios conoce el pasado y el futuro, de la misma forma que conoce el presente. No hay nada secreto que Dios no lo sepa, ni nada escondido, aún en lo más íntimo del corazón humano, de lo que Dios no esté enterado. Volviendo al Salmo 139 encontramos esta reflexión acerca de la omnisciencia de Dios:l ¨Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda. Detrás y delante me rodeaste, y sobre mí pusiste tu mano. Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; alto es, no lo puedo comprender¨ (Salmo 139:1-6). Dios no necesita recibir instrucción de ninguna cosa, él sabe todo de toda ciencia y saber, él es el dador de toda sabiduría e inteligencia.

En tercer lugar, Dios es Omnipotente, o sea que todo lo puede. No hay ninguna cosa que él no pueda hacer: ¨He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?¨ (Jeremías 32:27). Cuando el ángel Gabriel dio las nuevas a María acerca del milagro de su embarazo virginal, le dijo: ¨porque nada hay imposible para Dios¨ (Lucas 1:37). Dios es especialista haciendo que lo imposible se haga posible.

3.- Los Atributos Morales de Dios.

Estos atributos nos hablan de la forma de ser de Dios, de su ética. Estos atributos morales de Dios son la norma para nosotros los seres humanos: ¨Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto¨ (Mateo 5:48).

Lo primero que diremos respecto de los atributos morales de Dios es que Dios es Santo. Este atributo de Dios es lo que nos distancia a los hombres pecadores de él. Es este carácter de Dios el que impulsa a los impíos a rechazarle, puesto que se dan cuenta de su situación de impureza frente a un Dios inmaculado. Este sentido de santidad en el idioma hebreo se expresa con la palabra ¨quadosh¨ que significa sagrado, libre de mancha, libre de vicio, libre de idolatría y de cualquiera otra impureza o cosa profana. Y la palabra en griego para santo es ¨hagios¨, y el significado es similar al hebreo: dedicado, separado, sagrado, reservado, puro, perfecto, digno. Así que Dios es perfectamente puro, limpio, sagrado, santo.

Otro atributo moral de Dios es que Dios es Justo. Esto quiere decir que todo lo que Dios hace es recto, no actúa con favoritismo. La Biblia enseña que Dios no hace acepción de personas: ¨Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia¨ (Hechos 10:34). Dios mide a todos con la misma vara, cosa esta que deberían aprender nuestros magistrados.

Finalmente, Dios es Amor. Dios ama de igual forma a todos, aún a los rebeldes y pecadores. La verdad de que Dios aborrece el pecado, pero ama al pecador está implicada en muchos versículos de la Biblia, como este que dice: ¨Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel?¨ (Ezequiel 33:11). También tenemos este otro versículo que dice: ¨El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento¨ (2 Pedro 3:9).  Dios le ama tanto que envió a su Hijo a morir por sus pecados (Juan 3:16). Crea hoy en Jesús y será salvo.

Leandro González

Sermón predicado por Leandro González en la Primera Iglesia Bautista de Mao, República Dominicana en enero 24 de 2010.