lunes, 30 de marzo de 2015

NOÉ


Génesis 6:5-8

Continuamos con nuestro tema general de Personajes sobresalientes de la Biblia. La motivación de esta serie ha sido el estudio de la vida de José, que desde inicio de este año hemos estado compartiendo. Esperamos que esta serie sea de gran bendición para todos, y que nos motive a investigar más acerca de la vida de los grandes hombres y mujeres de la Biblia.

En esta ocasión veremos la vida de Noé, un hombre que puede ser considerado como el padre humano universal más cercano que todos compartimos. Un hombre con una encomienda humanamente imposible, pero que la pudo realizar gracias al poder de Dios manifestado en su vida.

Como podrán ver, estos sermones son sólo una motivación para que cada uno de ustedes se anime a realizar un estudio más profundo que los lleve a tener un conocimiento mucho más extenso de cada uno de los personajes que estudiaremos.

Con relación a Noé veamos los siguientes puntos:

1.- La Persona de Noé.

Noé venía de una familia que tenía fe en el Dios verdadero, él pertenecía a la rama familiar de Enós, una raza que nos dice la Biblia se preocupó por buscar de Dios: ¨Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehovᨠ(Génesis 4:26b).

Era de una familia que tenía temor de Dios, tanto que su bisabuelo Enoc por causa de su gran piedad, fue llevado por Dios al cielo sin ver la muerte: ¨Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios¨ (Génesis 5:24). Solamente Enoc y Elías han tenido este privilegio de estar en el cielo sin ver la muerte.

Noé era nieto de Matusalén, el hombre que más ha vivido, según lo que nos cuenta la Biblia en Génesis 5:25-27: ¨Vivió Matusalén ciento ochenta y siete años, y engendró a Lamec. Y vivió Matusalén, después que engendró a Lamec, setecientos ochenta y dos años, y engendró hijos e hijas. Fueron, pues, todos los días de Matusalén novecientos sesenta y nueve años; y murió¨.

Como vemos, el nombre del padre de Noé era Lamec, y por lo que se sabe, era un hombre que tenía temor de Dios y habría inculcado eso en el corazón de Noé. Cuán importante es que hagamos el mayor esfuerzo por transmitir nuestra fe a nuestros hijos de la misma forma y con el mismo empeño con que los padres ateos transmiten a los suyos su materialismo y su incredulidad. La Biblia enseña que si instruimos a nuestros hijos en el camino del Señor, esto le preparará durante toda su vida: ¨Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él¨ (Proverbios 22:6).

Si aun dedicando tiempo con nuestros hijos para instruirles en la Palabra, ellos serán de alguna manera influenciados y hasta seducidos por el mundo, imagínese lo que ocurriría si no los instruyéramos. Sabemos lo que pasará, pues estamos viendo lo que está ocurriendo en este mundo hoy, cuando vemos las noticias cada día.

Noe tuvo tres hijos con su esposa: ¨Y siendo Noé de quinientos años, engendró a Sem, a Cam y a Jafet¨ (Génesis 5:32). Solamente Noé, su esposa, sus tres hijos y las tres esposas de sus hijos se salvarían en el arca. El resto de toda la humanidad se perdería por causa de su incredulidad. Pero luego del diluvio, el mundo sería poblado de nuevo por los tres hijos de Noé. Es de estos tres hijos de Noé  de donde han surgido todas las razas y culturas de la tierra conocidas. De esta forma podemos inferir que Noé es el padre de todas las culturas actuales.

Por lo que la Biblia nos dice, Noé vivió en una época totalmente corrompida y perversa, exactamente como la de hoy.  Cuando Dios llamó a Noé, la condición del mundo era calamitosa en términos espirituales. En Génesis 6:5 se nos dice lo siguiente: ¨Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal¨.

Noé tenía que luchar fuertemente contra la corriente, si quería mantener su integridad delante de Dios. Imagínese las grandes luchas que tuvo que enfrentar en su interior para mantener una vida según los estándares de Dios. Es la misma lucha que los cristianos de hoy tenemos que soportar para mantener en alto nuestra integridad y nuestra fe.

La Biblia nos dice que en medio de la podredumbre de ese mundo, Noé fue favorecido con la gracia de Dios: ¨Pero Noé halló gracia ante los ojos de Dios¨ (Génesis 6:8). Fue la gracia la que obró en su vida, para Dios poder usarlo como instrumento para sus planes.  Es por gracia que somos salvos dice la Biblia: ¨Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe¨ (Efesios 2:8,9).

Por lo que podemos ver en todo el contexto de la palabra de Dios, nos damos cuenta que Noé no fue salvado porque hubiera méritos en él o su familia, sino que su salvación como la de su familia, fue un acto de la soberana voluntad de Dios.  Noé no fue salvado porque él fuera una persona especial, sino que él se convirtió en un hombre especial después que la gracia de Dios lo alcanzó. Eso es lo mismo para cada uno de los seres humanos en todos los tiempos, y lo es para cada uno de nosotros en el día de hoy. No hay nada que podamos hacer para salvarnos, pues por causa del pecado que hay en cada uno de nosotros, lo único que todos merecemos es la condenación eterna. Es por el gran amor de Dios que cada hombre puede ser salvo: ¨Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros¨ (Romanos 5:8). Es ese acto de Cristo en la cruz el que salvó a Noé, y el que salva a todo pecador en todos los tiempos.

2.-  La Misión Encomendada a Noé.

No sabemos a ciencia cierta cuántos años tenía Noé cuando Dios lo llamó, pero sí sabemos que tenía seiscientos años cuando comenzó el diluvio sobre la tierra y que vivió trescientos cincuenta años después del diluvio (Génesis 7:6 y Génesis). Toda la vida de Noé fue de novecientos cincuenta años (Génesis 8:29). Noé tenía menos de seiscientos años cuando Dios lo llamó. Si tenía cuatrocientos años, entonces permaneció doscientos años predicando acerca del diluvio y construyendo el arca. Si la deducción hecha por algunos eruditos es atinada, la cual dice que Noé duró ciento veinte años en su misión, basada esta conclusión en lo que dice Génesis 6:3, entonces Noé tendría cuatrocientos ochenta años cuando Dios le entregó la gran comisión antigua. Pero en realidad lo más importante en todo esto es que durante un tiempo más que prudente, Noé advirtió a sus contemporáneos acerca de la inminencia de la destrucción que se avecinaba por causa de la maldad existente en el planeta, desoyendo neciamente esta advertencia, hasta que llegó el diluvio y los destruyó a todos, tal y como nos lo narra el Señor Jesús en Mateo 24:38,39: ¨Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre¨. Esta afirmación de Jesucristo nos garantiza que el relato del diluvio es parte de la historia, no una leyenda.

La misión encomendada a Noé parece una tarea quijotesca. Por causa de esto, siendo la generación de Noé una generación violenta y malvada, él se convirtió en el hazmerreír de todo el mundo. Para la gente de su época Noé es un loco que sueña con hacer un barco tan grande que sea capaz de contener una gran cantidad de animales de toda especie.

Como este relato bíblico es un hecho histórico, en el mismo vemos que la realidad supera la ficción. Ningún relato novelesco, ni por asomo puede superar la hazaña protagonizada por este hombre. La misión encomendada por Dios a Noé era verdaderamente imposible. Por eso hay que estar claros en una cosa: Noé no actuó por su cuenta, sino que todo lo que él logró hacer, lo hizo con el poder de Dios.

Es igual con nosotros hoy y nuestra tarea de predicar el evangelio que el Señor Jesús nos ha encomendado, no la vamos a poder realizar con nuestra propia fuerza, sino con el poder de Dios. ¿Pero hasta dónde somos conscientes de que eso es así? Era imposible para Noé poder realizar el trabajo que Dios le encomendó, pero no era imposible para Dios, pues para Dios no hay nada imposible (Lucas 1:37).

La Misión de Noé contenía las siguientes demandas:

a.- Anunciar al mundo que vendría un diluvio a la tierra por causa de la maldad de los hombres. l relato del arca en la Biblia es corroborado por las diferentes culturas, las cuales cuentan de diferentes maneras la ocurrencia de un diluvio universal en la tierra. Pero el relato de Génesis no es una de esas tantas leyendas, sino que es la verdad acerca de lo que ciertamente ocurrió. Dios reveló a Moisés lo ocurrido para que este lo pusiera por escrito y de esta manera no quedara dudas al respecto.

b.- La construcción de un arca. Este barco tendría una dimensión nunca antes vista. Las medidas del arca se describe en Génesis 6:15: ¨Y de esta manera la harás: de trescientos codos la longitud del arca, de cincuenta codos su anchura, y de treinta codos su altura¨.
¨Los científicos multiplicaron las medidas bíblicas que eran 300 codos de largo, 50 de ancho y 30 de altura y llegaron a la conclusión de que la media del Arca de Noé: era de 144,6 metros de largo, 24,1 metros de alto y 24,1 metro de ancho. Las medidas son similares a las de un buque de carga que se utiliza hoy en día, por lo que sí sería posible que el Arca de Noé flotara en el agua¨ (www.noticiacristiana.com).

c.- Reunir una gran cantidad de animales que debían ser metidos en el arca para preservar una gran cantidad de especies de la fauna terrestre. Noé tenía la tarea de alimentar esos animales y cuidarlos durante todo el tiempo que duró el diluvio y hasta que el planeta estuviera en condiciones de ser nuevamente habitado por el hombre y los animales. Reunir y llevar hasta el arca esta cantidad de animales fue algo que Noé pudo realizar solamente por medio de un milagro obrado por Dios. Pero no cabe la menor duda de que tanto Noé como sus hijos trabajaron duramente cada día para cumplir el cometido que Dios había trazado. 

Cuando Noé terminó de construir el arca, entraron con él su familia y los animales que Dios le había mandado. La Biblia nos dice que ¨Aquel día fueron rotas todas las fuentes del grande abismo, y las cataratas del cielo fueron abiertas, y hubo lluvia sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches¨ (Génesis 7:11).

Nos dice la Biblia que el diluvio cubrió hasta las montañas más altas (Génesis 7:20), y todas las criaturas de la tierra murieron; sólo Noé y los que estaban con él en el arca sobrevivieron. El diluvio universal fue el cumplimiento del juicio de Dios sobre la tierra, tal  como Noé lo había profetizado.

Con el diluvio Dios estaba reivindicando el mensaje predicado por Noé durante tanto tiempo. Lo mismo que ocurrirá con la segunda venida de Cristo, que será para los creyentes una forma de reivindicación del evangelio que predicamos y que mucha gente no cree y se burla diciendo que es una locura. Recordemos que Jesús dijo que la segunda venida de Cristo sería como en los días de Noé (Mateo 24:38,39).

Nosotros estamos asistiendo al cumplimiento inequívoco de estas palabras del Señor registradas en Mateo 24, puesto que la condición moral y espiritual de la humanidad en este tiempo, es exactamente la misma que en los días de Noé; aunque el mensaje para el mundo de hoy es que la tierra será destruida, no con agua como en el tiempo de Noé, sino con fuego (2 Pedro 3:7).

Todo el mundo en el tiempo de Noé pudo ver que lo que Noé decía cuando predicaba no era producto de un loco desvarío, sino una patética realidad.

3.- Los Últimos Días de Noé.

Finalmente, después de muchos días, el arca se asentó en el monte Ararat, y las aguas retrocedieron por algunos días hasta que emergieron las cimas de las montañas. Entonces Noé envió a un cuervo que ¨salió, y estuvo yendo y volviendo hasta que las aguas se secaron sobre la tierra. (Génesis 8:7).

Luego Noé envió una paloma, que regresó porque no tuvo donde posarse. Noé envió de nuevo a la paloma y regresó con una hoja de olivo en su pico, y entonces supo que las aguas se habían retirado. Noé esperó siete días más y envió a la paloma una vez más, y esta vez el ave no regresó (Génesis 8).

Pero tuvo que esperar unos días más, entonces él, su familia y los animales salieron del Arca, y Noé ofreció un sacrificio a Jehová, y Dios decidió que no volvería a exterminar a todos los seres vivos con aguas de diluvio, ni habría más diluvio para destruir la tierra (Génesis 8:21).

Para recordar esta promesa, Jehová puso el arcoíris en las nubes, y dijo: “Y percibió Jehová olor grato; y dijo Jehová en su corazón: No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a destruir todo ser viviente, como he hecho." (Génesis 8:21).

Vivió Noé después del diluvio 350 años más y, finalmente, a la edad de 950 años, murió (Génesis 9:28,29).

Pero Noé no terminó bien, y esta es una nota muy triste en la historia de este patriarca. Está ahí su vida para que nos miremos en ella y evitemos los errores que él cometió, para que dependamos de Dios hasta el último día de nuestra existencia. Nosotros tenemos la revelación completa, cosa que Noé no tenía, él se encontraba en el camino de la progresividad de la revelación bíblica, y nosotros estamos en el clímax de esa revelación en el Nuevo Testamento, razón por la cual la demanda para nosotros es mayor, por la superioridad del pacto en el cual vivimos hoy.

Leandro González

Sermón predicado en la Primera Iglesia Bautista de Mao, República Dominicana, el 29 de Marzo de 2015.