Génesis
6:5-8
Continuamos con nuestro
tema general de Personajes sobresalientes de la Biblia. La motivación de esta
serie ha sido el estudio de la vida de José, que desde inicio de este año hemos
estado compartiendo. Esperamos que esta serie sea de gran bendición para todos,
y que nos motive a investigar más acerca de la vida de los grandes hombres y
mujeres de la Biblia.
En esta ocasión veremos la
vida de Noé, un hombre que puede ser considerado como el padre humano universal
más cercano que todos compartimos. Un hombre con una encomienda humanamente
imposible, pero que la pudo realizar gracias al poder de Dios manifestado en su
vida.
Como podrán ver, estos
sermones son sólo una motivación para que cada uno de ustedes se anime a
realizar un estudio más profundo que los lleve a tener un conocimiento mucho
más extenso de cada uno de los personajes que estudiaremos.
Con relación a Noé veamos
los siguientes puntos:
1.-
La Persona de Noé.
Noé venía de una familia
que tenía fe en el Dios verdadero, él pertenecía a la rama familiar de Enós,
una raza que nos dice la Biblia se preocupó por buscar de Dios: ¨Entonces los
hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehovᨠ(Génesis 4:26b).
Era de una familia que
tenía temor de Dios, tanto que su bisabuelo Enoc por causa de su gran piedad,
fue llevado por Dios al cielo sin ver la muerte: ¨Caminó, pues, Enoc con Dios,
y desapareció, porque le llevó Dios¨ (Génesis 5:24). Solamente Enoc y Elías han
tenido este privilegio de estar en el cielo sin ver la muerte.
Noé era nieto de Matusalén,
el hombre que más ha vivido, según lo que nos cuenta la Biblia en Génesis
5:25-27: ¨Vivió Matusalén ciento ochenta y siete años, y engendró a Lamec. Y
vivió Matusalén, después que engendró a Lamec, setecientos ochenta y dos años,
y engendró hijos e hijas. Fueron, pues, todos los días de Matusalén novecientos
sesenta y nueve años; y murió¨.
Como vemos, el nombre del
padre de Noé era Lamec, y por lo que se sabe, era un hombre que tenía temor de
Dios y habría inculcado eso en el corazón de Noé. Cuán importante es que
hagamos el mayor esfuerzo por transmitir nuestra fe a nuestros hijos de la
misma forma y con el mismo empeño con que los padres ateos transmiten a los
suyos su materialismo y su incredulidad. La Biblia enseña que si instruimos a
nuestros hijos en el camino del Señor, esto le preparará durante toda su vida:
¨Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él¨
(Proverbios 22:6).
Si aun dedicando tiempo
con nuestros hijos para instruirles en la Palabra, ellos serán de alguna manera
influenciados y hasta seducidos por el mundo, imagínese lo que ocurriría si no
los instruyéramos. Sabemos lo que pasará, pues estamos viendo lo que está
ocurriendo en este mundo hoy, cuando vemos las noticias cada día.
Noe tuvo tres hijos con su
esposa: ¨Y siendo Noé de quinientos años, engendró a Sem, a Cam y a Jafet¨
(Génesis 5:32). Solamente Noé, su esposa, sus tres hijos y las tres esposas de
sus hijos se salvarían en el arca. El resto de toda la humanidad se perdería
por causa de su incredulidad. Pero luego del diluvio, el mundo sería poblado de
nuevo por los tres hijos de Noé. Es de estos tres hijos de Noé de donde han surgido todas las razas y
culturas de la tierra conocidas. De esta forma podemos inferir que Noé es el
padre de todas las culturas actuales.
Por lo que la Biblia nos
dice, Noé vivió en una época totalmente corrompida y perversa, exactamente
como la de hoy. Cuando Dios llamó a Noé,
la condición del mundo era calamitosa en términos espirituales. En Génesis 6:5
se nos dice lo siguiente: ¨Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha
en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era
de continuo solamente el mal¨.
Noé tenía que luchar
fuertemente contra la corriente, si quería mantener su integridad delante de
Dios. Imagínese las grandes luchas que tuvo que enfrentar en su interior para
mantener una vida según los estándares de Dios. Es la misma lucha que los
cristianos de hoy tenemos que soportar para mantener en alto nuestra integridad
y nuestra fe.
La Biblia nos dice que en
medio de la podredumbre de ese mundo, Noé fue favorecido con la gracia de Dios:
¨Pero Noé halló gracia ante los ojos de Dios¨ (Génesis 6:8). Fue la gracia la
que obró en su vida, para Dios poder usarlo como instrumento para sus
planes. Es por gracia que somos salvos
dice la Biblia: ¨Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de
vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe¨ (Efesios
2:8,9).
Por lo que podemos ver en
todo el contexto de la palabra de Dios, nos damos cuenta que Noé no fue salvado
porque hubiera méritos en él o su familia, sino que su salvación como la de su
familia, fue un acto de la soberana voluntad de Dios. Noé no fue salvado porque él fuera una persona
especial, sino que él se convirtió en un hombre especial después que la gracia
de Dios lo alcanzó. Eso es lo mismo para cada uno de los seres humanos en todos
los tiempos, y lo es para cada uno de nosotros en el día de hoy. No hay nada
que podamos hacer para salvarnos, pues por causa del pecado que hay en cada uno
de nosotros, lo único que todos merecemos es la condenación eterna. Es por el
gran amor de Dios que cada hombre puede ser salvo: ¨Mas Dios muestra su amor
para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros¨
(Romanos 5:8). Es ese acto de Cristo en la cruz el que salvó a Noé, y el que
salva a todo pecador en todos los tiempos.
2.- La Misión Encomendada a Noé.
No sabemos a ciencia
cierta cuántos años tenía Noé cuando Dios lo llamó, pero sí sabemos que tenía
seiscientos años cuando comenzó el diluvio sobre la tierra y que vivió
trescientos cincuenta años después del diluvio (Génesis 7:6 y Génesis). Toda la
vida de Noé fue de novecientos cincuenta años (Génesis 8:29). Noé tenía menos
de seiscientos años cuando Dios lo llamó. Si tenía cuatrocientos años, entonces
permaneció doscientos años predicando acerca del diluvio y construyendo el
arca. Si la deducción hecha por algunos eruditos es atinada, la cual dice que
Noé duró ciento veinte años en su misión, basada esta conclusión en lo que dice
Génesis 6:3, entonces Noé tendría cuatrocientos ochenta años cuando Dios le
entregó la gran comisión antigua. Pero en realidad lo más importante en todo
esto es que durante un tiempo más que prudente, Noé advirtió a sus
contemporáneos acerca de la inminencia de la destrucción que se avecinaba por
causa de la maldad existente en el planeta, desoyendo neciamente esta
advertencia, hasta que llegó el diluvio y los destruyó a todos, tal y como nos
lo narra el Señor Jesús en Mateo 24:38,39: ¨Porque como en los días antes del
diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el
día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y
se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre¨. Esta
afirmación de Jesucristo nos garantiza que el relato del diluvio es parte de la
historia, no una leyenda.
La misión encomendada a
Noé parece una tarea quijotesca. Por causa de esto, siendo la generación de Noé
una generación violenta y malvada, él se convirtió en el hazmerreír de todo el
mundo. Para la gente de su época Noé es un loco que sueña con hacer un barco
tan grande que sea capaz de contener una gran cantidad de animales de toda
especie.
Como este relato bíblico
es un hecho histórico, en el mismo vemos que la realidad supera la ficción.
Ningún relato novelesco, ni por asomo puede superar la hazaña protagonizada por
este hombre. La misión encomendada por Dios a Noé era verdaderamente imposible.
Por eso hay que estar claros en una cosa: Noé no actuó por su cuenta, sino que
todo lo que él logró hacer, lo hizo con el poder de Dios.
Es igual con nosotros hoy
y nuestra tarea de predicar el evangelio que el Señor Jesús nos ha encomendado,
no la vamos a poder realizar con nuestra propia fuerza, sino con el poder de
Dios. ¿Pero hasta dónde somos conscientes de que eso es así? Era imposible para
Noé poder realizar el trabajo que Dios le encomendó, pero no era imposible para
Dios, pues para Dios no hay nada imposible (Lucas 1:37).
La Misión de Noé contenía
las siguientes demandas:
a.- Anunciar al mundo que
vendría un diluvio a la tierra por causa de la maldad de los hombres. l relato
del arca en la Biblia es corroborado por las diferentes culturas, las cuales
cuentan de diferentes maneras la ocurrencia de un diluvio universal en la
tierra. Pero el relato de Génesis no es una de esas tantas leyendas, sino que
es la verdad acerca de lo que ciertamente ocurrió. Dios reveló a Moisés lo
ocurrido para que este lo pusiera por escrito y de esta manera no quedara dudas
al respecto.
b.- La construcción de un
arca. Este barco tendría una dimensión nunca antes vista. Las medidas del arca se
describe en Génesis 6:15: ¨Y de esta manera la harás: de trescientos codos la
longitud del arca, de cincuenta codos su anchura, y de treinta codos su
altura¨.
¨Los científicos
multiplicaron las medidas bíblicas que eran 300 codos de largo, 50 de ancho y
30 de altura y llegaron a la conclusión de que la media del Arca de Noé: era de
144,6 metros de largo, 24,1 metros de alto y 24,1 metro de ancho. Las medidas
son similares a las de un buque de carga que se utiliza hoy en día, por lo que
sí sería posible que el Arca de Noé flotara en el agua¨ (www.noticiacristiana.com).
c.- Reunir una gran
cantidad de animales que debían ser metidos en el arca para preservar una gran
cantidad de especies de la fauna terrestre. Noé tenía la tarea de alimentar
esos animales y cuidarlos durante todo el tiempo que duró el diluvio y hasta que
el planeta estuviera en condiciones de ser nuevamente habitado por el hombre y
los animales. Reunir y llevar hasta el arca esta cantidad de animales fue algo
que Noé pudo realizar solamente por medio de un milagro obrado por Dios. Pero no
cabe la menor duda de que tanto Noé como sus hijos trabajaron duramente cada
día para cumplir el cometido que Dios había trazado.
Cuando Noé terminó de
construir el arca, entraron con él su familia y los animales que Dios le había
mandado. La Biblia nos dice que ¨Aquel día fueron rotas todas las fuentes del
grande abismo, y las cataratas del cielo fueron abiertas, y hubo lluvia sobre
la tierra cuarenta días y cuarenta noches¨ (Génesis 7:11).
Nos dice la Biblia que el
diluvio cubrió hasta las montañas más altas (Génesis 7:20), y todas las
criaturas de la tierra murieron; sólo Noé y los que estaban con él en el arca
sobrevivieron. El diluvio universal fue el cumplimiento del juicio de Dios
sobre la tierra, tal como Noé lo había
profetizado.
Con el diluvio Dios estaba
reivindicando el mensaje predicado por Noé durante tanto tiempo. Lo mismo que
ocurrirá con la segunda venida de Cristo, que será para los creyentes una forma
de reivindicación del evangelio que predicamos y que mucha gente no cree y se burla
diciendo que es una locura. Recordemos que Jesús dijo que la segunda venida de
Cristo sería como en los días de Noé (Mateo 24:38,39).
Nosotros estamos
asistiendo al cumplimiento inequívoco de estas palabras del Señor registradas
en Mateo 24, puesto que la condición moral y espiritual de la humanidad en este
tiempo, es exactamente la misma que en los días de Noé; aunque el mensaje para
el mundo de hoy es que la tierra será destruida, no con agua como en el tiempo
de Noé, sino con fuego (2 Pedro 3:7).
Todo el mundo en el tiempo
de Noé pudo ver que lo que Noé decía cuando predicaba no era producto de un loco
desvarío, sino una patética realidad.
3.-
Los Últimos Días de Noé.
Finalmente, después de
muchos días, el arca se asentó en el monte Ararat, y las aguas retrocedieron
por algunos días hasta que emergieron las cimas de las montañas. Entonces Noé
envió a un cuervo que ¨salió, y estuvo yendo y volviendo hasta que las aguas se
secaron sobre la tierra. (Génesis 8:7).
Luego Noé envió una
paloma, que regresó porque no tuvo donde posarse. Noé envió de nuevo a la
paloma y regresó con una hoja de olivo en su pico, y entonces supo que las
aguas se habían retirado. Noé esperó siete días más y envió a la paloma una vez
más, y esta vez el ave no regresó (Génesis 8).
Pero tuvo que esperar unos
días más, entonces él, su familia y los animales salieron del Arca, y Noé
ofreció un sacrificio a Jehová, y Dios decidió que no volvería a exterminar a
todos los seres vivos con aguas de diluvio, ni habría más diluvio para destruir
la tierra (Génesis 8:21).
Para recordar esta
promesa, Jehová puso el arcoíris en las nubes, y dijo: “Y percibió Jehová olor
grato; y dijo Jehová en su corazón: No volveré más a maldecir la tierra por
causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su
juventud; ni volveré más a destruir todo ser viviente, como he hecho."
(Génesis 8:21).
Vivió Noé después del
diluvio 350 años más y, finalmente, a la edad de 950 años, murió (Génesis 9:28,29).
Pero Noé no terminó bien,
y esta es una nota muy triste en la historia de este patriarca. Está ahí su
vida para que nos miremos en ella y evitemos los errores que él cometió, para
que dependamos de Dios hasta el último día de nuestra existencia. Nosotros
tenemos la revelación completa, cosa que Noé no tenía, él se encontraba en el
camino de la progresividad de la revelación bíblica, y nosotros estamos en el
clímax de esa revelación en el Nuevo Testamento, razón por la cual la demanda
para nosotros es mayor, por la superioridad del pacto en el cual vivimos hoy.
Leandro González
Sermón predicado en la
Primera Iglesia Bautista de Mao, República Dominicana, el 29 de Marzo de 2015.