miércoles, 19 de julio de 2023

El Hombre


Salmo 8:4

¨¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria,
Y el hijo del hombre, para que lo visites?¨.

     Hablar del hombre es hablar de antropología, que es la ciencia que se encarga del estudio del hombre. En este sentido la antropología platónica plantea que el hombre es un ser dual, un ser con un cuerpo y con un alma. Hasta aquí la teoría de Platón concuerda con la fe cristiana que plantea que el hombre no es sólo materia, aunque la Biblia reconoce otro componente en el ser humano, el espíritu: ¨y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio¨ (Eclesiastés 12:7). El pasaje típico en este tema del hombre es el que encontramos en I Tesalonicenses 5:23: ¨Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo¨. Así que el hombre es un ser compuesto de una parte material y una parte espiritual.  

     Pero hay contradicciones importantes en la antropología platónica respecto de la revelación bíblica, y es el hecho de que Platón planteaba la preexistencia del alma y además consideraba el cuerpo del hombre como una cárcel para el alma. Con respecto a la preexistencia hemos ya explicado que sólo Jesucristo es preexistente por su condición de Dios. En relación a considerar el cuerpo del hombre como una cárcel, esto implicaría a decir que el cuerpo es algo malo, y la Biblia nos dice que Dios hizo todo bueno, inclusive el cuerpo del hombre: ¨Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera¨ (Génesis 1:31).

     Platón enseñaba que el cuerpo en el hombre es el causante de todos los males, como si el hecho de ser un ser físico es lo que ha traído desgracia a la humanidad. Pero según la Biblia, el hombre no peca porque tenga un cuerpo, pues antes de ser pecador el hombre poseía un cuerpo, y esto no le era ocasión para pecar, fue después que el hombre pecó que todos los vicios y bajas pasiones empezaron a hacerlo esclavo: ¨Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses?¨ (Génesis 3:10,11). Antes de que pecara, el cuerpo no era un estorbo para él: ¨Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban¨ (Génesis 2:25). Siguiendo esta misma idea, la Biblia nos plantea que el hombre redimido y restaurado, luego de su resurrección, tendrá un cuerpo incorruptible:¨Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad¨ (I Corintios 15:53).

      El hombre necesita su cuerpo porque su cuerpo es parte inherente de lo que él es. Es con su cuerpo que el hombre transmite emociones a su ser, es por ello que necesita ser abrazado y abrazar, ser acariciado y acariciar. Hoy más que nunca se hace necesario que nosotros expresemos nuestro afecto sincero a los demás con las acciones de nuestro cuerpo. Que hagamos sentir de forma física el amor a nuestras esposas, a nuestros hijos, a nuestros familiares y amigos.

     Desde tiempos inmemoriales el hombre se ha hecho las siguientes preguntas: ¿Quién soy?, ¿de dónde vengo? y ¿a dónde voy? Pues en esta ocasión veamos qué tiene que decirnos la Biblia a este respecto. 

     En esta noche contestaremos la pregunta planteada por el salmista en el Salmo 8:4: ¨¿Qué es el hombre?¨. Con los siguientes planteamientos haremos un esfuerzo por dar respuesta a esta interrogante tan antigua: 1) El hombre es un ser creado, 2) El hombre es un ser tripartito, y 3) El hombre es un ser moral.

 1.- El Hombre es un Ser Creado.

     El hombre, como todas las cosas que existen, no es producto de la casualidad, sino que es el resultado de la mano de Dios. La Biblia dice que después que Dios había creado todas las cosas en la tierra, hizo al hombre de manera especial: ¨Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza¨ (Génesis 1:26).

     Dios hizo al hombre. Esto es muy diferente de lo que se plantea en muchas aulas universitarias, de que el hombre es producto de la evolución, una teoría que no ha podido ser demostrada, y que por lo tanto queda descartada como ciencia. Pero los hombres impíos, en su necedad de negar la existencia de Dios, se empecinan en patentar una cosa que está harto sabido no cumple con el rigor científico. Cada hombre y cada mujer necesita reconocer a Dios como su Creador: ¨Reconoced que Jehová es Dios; él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; pueblo suyo somos, y ovejas de su prado¨ (Salmo 100:3).

     El profeta Isaías, indignado por la torpeza del pueblo de Israel en dar a Dios la debida honra, comienza su discurso con estas palabras: ¨Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla Jehová: Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí. El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento¨ (Isaías 1:2,3). 

  Adán, cuyo nombre significa ¨hombre¨, ¨humanidad¨ o ¨padre de la humanidad¨, es el primer ser humano creado por Dios, seguido de Eva su mujer, cuyo nombre significa ¨madre de todos los vivientes¨(Génesis 3:20), que fue la primera mujer que hizo Dios. Eva fue dada por Dios al hombre como una compañera idónea, pues Dios había advertido la soledad del hombre como algo que no era bueno: ¨Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él¨ (Génesis 2:18). Fue entonces cuando Dios preparó el escenario para  realizar su más bella obra: ¨Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne¨ (Génesis 2:21-24).  Así nació el amor entre el hombre y la mujer, como algo planeado por Dios para la felicidad de la humanidad. Aprovechamos para Alabar a Dios por el amor romántico y por la amistad que en el día de hoy 14 de febrero se celebra en el mundo. Aprovechamos para felicitar a los hombres y mujeres que disfrutan su noviazgo, la unión feliz del matrimonio y cultivan una sincera amistad.

    El hombre fue hecho de la tierra, los compuestos físicos del hombre son oriundos de la tierra. El hombre es un ser de la tierra, fue hecho para vivir en la tierra. Dios, como gran artista supremo, formó al hombre del polvo de la tierra, lo modeló con el barro y luego sopló en su nariz aliento de vida: ¨Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente¨ (Génesis 2:7). 

     Como un ser creado el hombre no es un ser totalmente independiente. Aunque está en capacidad de tomar su propia determinación, no es libre de elegir las consecuencias. Dios hizo al hombre con el llamado ¨libre albedrío¨, pero ese ¨libre albedrío¨ está condicionado a la disciplina de Dios como su Hacedor. El hombre está conminado a funcionar de acuerdo a las instrucciones de su formador:¨Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel¨ (Isaías 43:1). Cada vez que el hombre ha actuado de espaldas a su Dios, ha sufrido graves consecuencias.  

     Como un ser creado, el hombre no está abandonado de Dios, más bien Dios es responsable por el sustento del hombre, aún en aquellos que viven en desobediencia: ¨Para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos¨ (Mateo 5:45). Así que el hombre necesita de Dios para vivir. Es Dios quien le proporciona al hombre todo lo necesario para su sustento diario al igual que a los animales. Jesús dijo que el hombre debe pedir de Dios su sustento y que debe estar confiado de Dios como lo están los animales, pues de todo lo creado en la tierra, el hombre es el  más valioso: ¨más valéis vosotros que muchos pajarillos¨ (Mateo 10:31). Nuestro Señor Jesucristo, en su oración modelo del padrenuestro, incluye esta sublime petición: ¨El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy¨ (Lucas 11:3). 

     Por muy autosuficiente que el hombre se considere, siempre necesita de Dios para vivir. Esto habla de la fragilidad del hombre. El hombre, aún con todo su vigor y poder económico, no podría hacer nada si no fuera por la voluntad de Dios. En este sentido nos dice nuestro Señor Jesucristo cuánto es el monitoreo de Dios en torno a todos nosotros: ¨Pues aun vuestros cabellos están todos contados¨ (Mateo 10:30).

 2.- El Hombre es un Ser Tripartito.

     Cuando decimos esto nos acogemos al texto bíblico de I Tesalonicenses 5:23: ¨Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo¨. Pero es claro que entendemos que el hombre es un ser dual, o sea, que al mismo tiempo que es materia, también es un ser espiritual, que posee una esencia espiritual, intangible, donde se enmarca el alma misma.

     Primeramente hablemos del cuerpo. Hemos escuchado decir siempre que el hombre es más que el cuerpo que vemos, esto sin demeritar de ninguna manera la obra perfecta de Dios que es la anatomía humana. Porque el cuerpo del hombre es más que simplemente la casa donde este habita. El cuerpo es el hombre. El hombre sin su cuerpo no es una persona íntegramente. Con lo que nosotros nos identificamos visual y físicamente  del hombre o de la mujer, es con su cuerpo. Es tan importante el cuerpo del hombre que la Biblia nos enseña que  nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo: ¨¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?¨ (I Corintios 6:19).  Por eso hay instrucciones acerca de cuidar nuestro cuerpo, de no dañarlo, y se nos manda a amar a nuestras esposas como a nuestros mismos cuerpos: ¨Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos¨ (Efesios 5:28).

     Es tan importante nuestro cuerpo que será redimido igual que nuestra alma para que volvamos a ser íntegramente nosotros en la resurrección. Y acerca de los que estemos vivos cuando ese momento de la segunda venida de Jesucristo se efectúe, la Biblia nos dice que deberemos ser transformados en un abrir y cerrar de ojos: ¨He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados¨ (I Corintios 15:51,52). De esta manera seremos revestidos de un nuevo cuerpo el cual será un cuerpo glorificado, inmortal e incorruptible.

     La Biblia nos enseña que lo físico en el hombre fue primero que lo espiritual: ¨Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual¨ (I Corintios 15:42). Esto nos plantea el hecho de que el hombre fue hecho para disfrutar su cuerpo, para  vivir a gusto con él y para sentirse bien con ser una entidad tangible. Dios hizo al hombre del polvo de la tierra nos dice la Biblia: ¨Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente¨ (Génesis 2:27).

     Si pensaba que su cuerpo no era importante, sepa que lo es tanto, que Jesús está en el cielo en su cuerpo glorificado, como un ser anatómico real.

    Ahora hablemos del alma. Aunque es verdad que la Biblia considera en algunos pasajes el alma como el ser total del hombre, el hombre íntegramente; no es menos cierto que también el hombre posee un alma aparte de su cuerpo. Así lo podemos ver en estas palabras de nuestro Señor Jesucristo: ¨Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno¨ (Mateo 10:28).

     Nuestra alma se puede definir como el asiento de nuestra voluntad. Es en el alma donde se encuentran contenidos nuestros anhelos, nuestras creencias, nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, nuestras pasiones. Nuestros hechos están grabados en nuestra alma. Todo cuanto hemos vivido, todo cuanto hemos dicho, todo cuanto hemos hecho, todo cuanto hemos pensado, está grabado allí. Nuestra alma es para nuestro cuerpo lo que es el  chip para la computadora. Cuando una persona muere, su alma se separa de su cuerpo y así el cuerpo queda solo, vacío, sin identidad y sin memoria.

     Se puede decir que Dios ha puesto eternidad en el alma del hombre; note como dice la Biblia: ¨Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin¨ (Eclesiastés 3:11). Entonces el hombre tiene un alma inmortal. Esta parte del hombre, una vez que es hecha por Dios, no muere nunca.

     En tercer lugar, toquemos el tema de nuestro espíritu. Como somos una unidad de tres componentes, y esto es algo categórico en la Biblia, pues el apóstol Pablo no lo hubiera expresado así si esto no fuera crucial, tenemos que considerar el espíritu como algo diferente del alma. Volvamos al pasaje de  I Tesalonicenses 5:23 y leámoslo de nuevo: ¨Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo¨.

      El espíritu, al igual que el alma es invisible a los ojos del hombre en su estado físico. El espíritu del hombre es lo que se puede comunicar con el Espíritu de Dios: ¨El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios¨ (Romanos 8:16). Cuando el hombre muere, la Biblia nos dice que el espíritu vuelve a Dios que lo dio: ¨y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio¨ (Eclesiastés 12:7). Pudiera ser que el espíritu cohabite juntamente con el alma, y durante la vida del hombre se vuelva uno con él y sea en esencia el hombre mismo ante la presencia de Dios.

     Cuando nos arrodillamos para orar, para buscar de Dios, es nuestro espíritu, nuestra persona intangible, lo que se puede comunicar con Dios y adorarle plenamente: ¨Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren¨ (Juan 4:24). Se puede decir que cuando uno expira y entrega su espíritu, está en sí entregando su alma, su ser no tangible,  en las manos de Dios, tal y como lo vemos cuando Jesús y Esteban murieron: ¨Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró¨ (Lucas 23:46) y  en Hechos 7:59: ¨ Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu¨. Como podemos ver el hombre es un ser complejo, pues está hecho por el Dios que también es complejo.

     Así que queda claro que el hombre es íntegramente la unión de cuerpo, alma y espíritu; que sin alguna de estas partes el hombre no es un ser humano. Esta es una de las maneras como podemos ver la imagen y semejanza de Dios en el hombre, ya que en esa composición humana, vemos el reflejo de la trinidad divina. Por causa de la importancia de un cuerpo tangible en el hombre, como parte de su composición total, es que el hombre tiene que resucitar, pues la resurrección en el creyente implica la redención de su cuerpo.

 3.- El Hombre es un Ser Moral.

     El hombre es responsable de su vida delante de Dios, es responsable por la creación que le ha sido entregada. Se puede decir que Dios lo puso como administrador o mayordomo de todo lo que había creado en la tierra: ¨Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra¨ (Génesis 1:28). El hombre recibió de Dios el señorío de todo lo creado (Salmo 8). Pero este señorío no es absoluto, sino que como administrador de todo lo creado el hombre debe dar cuenta a Dios del uso o abuso que ha hecho de las cosas puestas bajo su cuidado: ¨Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta¨ (Hebreos 4:13).

     El hombre no fue puesto aquí en la tierra sin condiciones, sino que Dios le fijó límites, unos límites que lamentablemente el hombre traspasó para su propia perdición. Estos fueron  los límites según Génesis 2:16,17: ¨Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás¨. Y esta es la consecuencia inmediata por haber traspasado esos límites, según Génesis 3:16,17: ¨A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti. Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida¨. 

     Todo lo que el hombre hace está regido por las leyes de Dios, tanto las leyes físicas como las leyes espirituales, por eso sufrirá consecuencias por sus actos, diferente de los animales que son seres amorales. Su caída responde a esta condición. Por causa suya, por el hecho de su responsabilidad, toda la creación fue sujetada a vanidad, el planeta fue afectado de forma negativa. La creación sufre la ira divina por el pecado del hombre: El diluvio universal, la destrucción de Sodoma y Gomorra, los desastres naturales, las enfermedades, las guerras, etc. son muestras de esa realidad.

     El hombre transfiere el pecado, las enfermedades, los virus , todos los males y la muerte a las generaciones presentes y futuras. El pecado pasó a todos los hombres por causa de Adán, por causa de esto todos los hombres tarde o temprano pecan (Romanos 3:23). 

    Precisamente para deshacer la obra del maligno en la humanidad, Dios ha enviado a Jesucristo, el Adán espiritual, para hacer regresar a los hijos de Dios a la relación a la que estaban verdaderamente  destinados.

 Leandro González

 Mensaje predicado en la Primera Iglesia Bautista de Mao , República Dominicana, el 14 de Febrero de 2010.